Asentamientos relevantes: La Torre de Fulgor de Zirilaz, Hakar- Rug (capital), el baluarte de Ikkar el Sibarita (fortaleza)
Personalidades relevantes: Krimaggum el Incompleto
Razas: 84 % grandes trasgos, 15 % umash, 4 % gigantes, 1 %otros
Religiones mayoritarias: El Peregrino Sathnamil

Al norte del Bosque de Ámbar, abarcando desde el río Lori hasta los picos más altos de Zirilaz, se encuentra una vasta región donde ni semielfos ni arainas se atreven a internarse. Se trata de un lugar dominado por la Torre de Fulgor de Zirilaz, que sigue funcionando a pesar de encontrarse en pedazos, y han sido tantos los desastres arcanos que ha ocasionado que ha transformado el terreno en uno cambiante y corrupto. Las profundidades de esta región albergan grandes depósitos de xion que corrompen y envenenan el suelo, provocando alteraciones grotescas en la fauna y la flora del lugar. La cordillera Zirilaz está cubierta de vegetación baja y reseca, carentes de hojas y con sus tallos y ramas cubiertos de afiladas espinas formando un continuo zarzal. La fauna local es escasa y está compuesta mayoritariamente de lagartos y pequeños mamíferos, que sobreviven ocultándose en los zarzales de grandes depredadores como los rocs y los gigantes de las colinas.

Bajo la sombra de las Zirilaz, en las regiones boscosas que los grandes trasgos han reclamado como propias, el terreno forestal ha sido devastado en busca de recursos. Su industria bélica arrasa sin miramientos los centenarios árboles para la fabricación de máquinas, creando inmensos claros de árboles talados y troceados. A lo largo de su territorio se cuentan por cientos las minas al aire libre donde se perfora el suelo usando mano de obra esclava para arrancar metales y xion de las profundidades.

Los grandes trasgos han sido concebidos para la guerra y la conquista y, con el paso de los siglos, han expandido las fronteras de Sagar, sobrepasando el río Lori y llegando a crear asentamientos en la frontera Miriense, a pocos días de viaje de Quelizantor.


Historia de la región

Durante el dominio de los Peregrinos, Zirilaz fue elegido por Sathnamil como base para una enorme Torre de Fulgor diseñada para mantener la energía de todo el reservorio del Bosque de Ámbar. Levantó la torre hasta los cielos y después socavó la tierra y emplazó cientos de pilares de vítreo de xion en el subsuelo, creando un depósito de energía xiónica inconcebible.

Cuando los clanes orcos cruzaron el Bosque de Ámbar buscando un lugar donde asentarse, alcanzaron las faldas de la Cordillera Zirilaz y detuvieron en seco su marcha. En la cima de la cordillera, alzándose imponente, la Torre de Fulgor gobernaba el paisaje, mostrando reflejos iridiscentes al impactar la luz solar. Su mera presencia hacia palidecer a los más aguerridos orcos y el ganado trataba de huir del lugar.

El ciclópeo pilar de vítreo de xion no fue la única amenaza, pues todos los intentos por entablar relación con los grandes trasgos del lugar terminaron en derramamientos de sangre salvajes y sin motivo aparente. Por ello, los líderes orcos declararon que ningún clan podría jamás establecerse allá donde se pudiese contemplar la Torre de Zirilaz. A toda esa región la llamaron Sagar, una contracción de las palabras «tierra de cultivo» y «veneno» de la lengua orca.

Aunque solo se utilizaba para referirse a la cordillera donde se asentaba la torre, con el paso del tiempo se ha utilizado el término para referirse a las zonas controladas por los grandes trasgos, siendo este nombre empleado también por mirienses y arainas.

Durante el primer siglo tras la marcha de los Peregrinos, los grandes trasgos crearon un férreo imperio en las Zirilaz que no tardó en necesitar más de lo que ofrecían las yermas montañas. Por ello, miles de grandes trasgos bajaron de las montañas y fundaron asentamientos en la región más norteña del Bosque de Ámbar, desplazándose más al sur a medida que los recursos eran consumidos. Este avance se mantuvo durante cien años, hasta que el territorio de los grandes trasgos alcanzó el caudaloso río Lori. Dicha frontera natural serviría durante siglos para delimitar las zonas de explotación de los habitantes de Sagar.

La historia de Sagar es una historia de guerra y barbarie, donde muchos han sido los que han perdido la vida al internarse en dicho territorio. Desde la Marcha de los Peregrinos, legiones de grandes trasgos han atacado pueblos y ciudades a lo largo de todo el Bosque de Ámbar. Tras el rechazo mostrado por los orcos a esta región, el siguiente intento de colonizarla tuvo lugar cientos de años después, cuando los semielfos de Mirianis emplazaron nuevos asentamientos al norte del río Lori.

En el 4250, tras completar la construcción de la enorme fortaleza de Quelizantor, los colonos de Mirianis cruzaron el río Lori hacia el norte y fundaron una docena de asentamientos. Éstos no tardaron en llamar la atención de los grandes trasgos de Sagar, quienes optaron por desatar toda su violencia contra ellos con el fin de arrasarlos y esclavizar a sus habitantes. Este conflicto, conocido por los semielfos como las Guerras de Rio Lori, encadenaría escaramuzas y batallas a campo abierto durante décadas, obligando a Mirianis a desplazar soldados y recursos de manera constante.

El fin del conflicto llegó de manera abrupta un atardecer veraniego del año 4321, cuando una serie de rayos impactaron en la Torre de Fulgor de Zirilaz y el sol quedó estático en el cielo de verano. Durante largos meses, el sol no se puso sobre Sagar, privando de noche a todos sus habitantes y provocando aterradores destellos arcanos en la torre que corona la cordillera. Durante este día eterno, los animales de la región enloquecieron y todo aquel que se adentraba en el territorio de Sagar sufría de aterradoras pesadillas capaces de arrastrar a cualquiera a la locura. Cuando los exploradores mirienses lograron llegar a sus asentamientos al norte del río Lori descubrieron horrorizados que todos sus habitantes habían sido transformados en piedra.

Tras estos hechos, la región fue considerada un territorio imposible de tomar para Mirianis y sus líderes militares optaron por militarizar su orilla del río Lori. Dedicados a explotar sistemáticamente los recursos de Sagar, los grandes trasgos han agujereado y talado inmensas regiones para alimentar su gran ejército. Es en el año 4410 cuando los grandes trasgos cruzan el río Lori con sus legiones y comienza un conflicto que aún perdura en la actualidad.


Los grandes trasgos de Sagar

La región de Sagar se encuentra bajo el dominio de los grandes trasgos, un imperio fuerte y violento que ha hecho de la conquista y el saqueo su método de supervivencia. Aunque pueden encontrarse grandes trasgos a lo largo de todo el continente, los que habitan en Sagar fueron alterados por el Peregrinos Sathnamil, convirtiéndose en una máquina de guerra precisa y letal.

Controlan su territorio con mano de hierro, arrasan con los recursos de los lugares que moran y sienten un odio visceral y profundo por cualquier otra criatura viva.

Los grandes trasgos de Sagar tienen notables diferencias respecto al resto de su especie. Cuentan con una marcada musculatura, de espaldas anchas y robustas extremidades, y pueden crecer hasta alcanzar los seis pies y medio. A pesar de su sangre trasgoide, su piel es grisácea y pálida y los ojos lucen perturbadores tonos rojizos. Entre los grandes trasgos de Sagar no existen machos y hembras, pues todos los especímenes muestran rasgos similares y pueden funcionar reproductivamente como macho y hembra.

A pesar de su portentosa forma física, el mayor regalo entregado por Sathnamil, su obra maestra, se encuentra en el interior de sus cerebros y debe ser desencadenado durante el crecimiento.

Al alcanzar su tercer año de desarrollo, los cachorros trasgo son alimentados con una oblea de vítreo de xion del tamaño de una moneda que deben masticar y tragar por sus propios medios. Tras una semana de sufrimiento y lucha en la que son alimentados únicamente con una mezcla de agua y hierbas, los jóvenes metabolizan el xion y pueden comenzar su vida como adultos.

Durante este infame proceso, el mineral absorbido cristaliza en el cerebro creando nuevos enlaces posinápticos y alimentando su conexión con el Uz-zhul.

Esta sobrenatural unión no solo sirve a los propósitos de su creador, también enlaza a los grandes trasgos unos con otros, permitiendo a sus cerebros compartir estímulos y reacciones entre sí. Gracias a ello, los grandes trasgos son capaces de combatir con una disciplina y coordinación perfecta y no existe la disidencia ni la rebeldía entre sus tropas. Llaman a esta conexión «Uz-zhul», una palabra que, aunque no tiene traducción exacta al idioma común, podría significar al mismo tiempo «Lo que nos une» o «Las cadenas que nos atan».

El imperio creado por los grandes trasgos se sustenta sobre una rígida cadena de mando en la que se asciende mediante méritos militares. Su sociedad no contempla las uniones o la formación de familias, educando cada individuo a sus camadas, que suelen contar con entre 3 y 7 cachorros. Todos los grandes trasgos forman parte activa del ejército, formando pequeñas escuadras formadas por todos los hermanos de una misma camada. Suele ser tras los periodos de conquista, al retornar de la guerra, cuando muchos grandes trasgos sienten la necesidad de reproducirse y tener descendencia.

Cuando todos los miembros de una camada salvo uno perecen, el superviviente es considerado un Ukash o «Mejor entre iguales». Los Ukash son los únicos que pueden ascender en la jerarquía militar hacia cargos de mando, pero también cuentan con el derecho de reclamar todos los esclavos que hayan sido capturados por él y sus hermanos caídos y se le entregan tierras en Sagar para edificar un asentamiento y explotar sus recursos.

En periodos en los que no hay guerra o que hay abundantes camadas, los grandes trasgos cuentan con un método de regular su población. Para lograr esto, privan de las obleas de xion a camadas enteras, lo que provoca que los cachorros crezcan sin conexión al Uz-zhul. A medida que crecen, estos trasgos mantienen un intelecto limitado, no tienen capacidad de reproducirse y su cuerpo se torna hinchado y blando. Estas criaturas, a quienes llaman Umash o «solitarios», no son considerados ciudadanos y son empleados como mano de obra a falta de esclavos o como alimento durante las épocas de hambruna.

Aunque el imperio gran trasgo ha permanecido ocupado esparciendo su dominio por Sagar, durante el último siglo se ha lanzado a la toma de territorios más al sur abriéndose paso hacia Telaraña, donde el Palacio de Sathnamil ha permanecido intacto. Tras cientos de años creciendo y fortaleciéndose, los grandes trasgos de Sagar están listos para acabar con Arania y reclamar su lugar como hijos predilectos del Peregrino Sathnamil.