Una línea de pueblos y puestos de vigilancia recorren la orilla del río Lori y sirve como defensa contra las incursiones de grandes trasgos. Con el avance de la guerra, algunas de estas poblaciones permanecen desabastecidas o arrasadas, mientras otras han sido entregadas a compañías mercenarias a cambio de su protección. Arleon es la ciudad más cercana a la línea de defensa y sirve como punto de distribución de los cargamentos de recursos y tropas que se envían desde la capital.
