Formado por apenas una docena de casas excavadas bajo una cascada de 120 pies de altura, este pequeño pueblo ha servido como puesto fronterizo durante años, dando cobijo y sustento a los grupos de cazadores que necesitaban salir de Arania. Lejos de la capital, los arainas de Cavidad han aprendido a sobrevivir con lo mínimo y son famosos por los remedios tradicionales que han pasado de padres a hijos desde generaciones, los cuales guardan con mucho celo y ni siquiera se los confían a otros arainas.