Al norte de Telaraña una pequeña tribu nómada de batroks se asentó hace una década, pues encontraron una serie de cascadas que traían materia orgánica de la superficie a Vajra, la cual atraía a su vez a las enormes ballenas ciegas de los Canales. Desde entonces los Anuxatori se dedican a la caza de estos masivos animales mediante arpones de hierro y pequeñas canoas, para vender a los arainas un carísimo aceite con utilidades alquímicas. La aldea, excavada en la piedra, es un lugar deprimente que huele a sangre y grasa y que ha entrado en crisis ya que los cetáceos de Vajra han empezado a evitar la región.
