Vajra,
el enorme mundo subterráneo bajo todo el continente, fue creado por
los esclavos de los Peregrinos para ser habitados por sus amos,
quienes rehuían la luz de Avor. Sin embargo, ninguna ciudad fue
edificada bajo el Bosque de Ámbar y solo una veintena de Peregrinos
ocuparon las innumerables hectáreas de bosque. Es por este motivo
por el que la cantidad de túneles y cámaras bajo tierra es muy
inferior en esta región comparada con el resto de Voldor.
La
extensión de Vajra que hay bajo el enorme Bosque de Ámbar se
considera una de las más misteriosas y extrañas de todo Voldor. Los
pocos textos que se conservan hoy en día que datan del Imperio de
los Peregrinos apenas contienen información relativa al Bosque de
Ámbar, como si hubiese una política de silencio impuesta en ese
sentido. Por ello, cada pedazo de saber relativo a esta cuestión es
muy valorado por aventureros y eruditos, como los llamados Fragmentos
de Exoreim que se conserva en la Biblioteca Imperial de Zaselsan.
Según
cuentan quienes han podido leer las siete piezas que conformaban en
su día un catastro y un enorme mapa de Voldor, ahora incompleto para
siempre jamás, la región de Vajra bajo el Bosque de Ámbar cuenta
con enormes pozos que se hunden miles de pies en la tierra, algo
propio solo de esta región. No es de extrañar que ahora, más de
600 años después, apenas haya conocimiento de esta porción del
mundo subterráneo y que, ahora que los exploradores se adentran en
sus límites, nuevas regiones de Vajra se abran. Extrañas
comunidades aisladas por siglos en entornos exóticos, ruinas de los
Peregrinos y retazos de la naturaleza perdida de Voldor perviven en
los oscuros dominios de Vajra.
Una
red subterránea
Durante milenios, la red de túneles bajo el Bosque de Ámbar era la forma más rápida y segura de ir de un lugar a otro. Un gran canal subterráneo recorre toda la región desde la base de la Torre de Fulgor de Zirilaz hasta desembocar en el Mar de Oculta.
Este
caudaloso río era recorrido por barcos anchos y de poco calado
llenos de mercancías, sujetos de pruebas cautivos y grandes reservas
de xion. Estas enormes barcazas eran dirigidas por sajuaguines,
monstruosos humanoides marinos que servían a Sathnamil a cambio de
comida y armas.
Decenas
de canales secundarios terminaban su recorrido en este caudal
central, uniendo entre sí puestos de investigación y almacenes por
todo el Bosque de Ámbar. Un complejo sistema de exclusas y válvulas
móviles permitía a los sajuaguines alterar el sentido y el caudal
de las aguas, aumentando la velocidad de los barcos que guiaban. El
paso de los años ha destrozado los mecanismos de dicho sistema,
anegando algunos túneles completamente y dejando ríos subterráneos
enteros desprovistos de agua.
La
parte que mejor ha resistido el paso del tiempo son los tres canales
de mayor caudal que desembocan en la vía principal. Uno de ellos se
abre paso hacia el oeste, cruzando Mirianis hasta alcanzar las
montañas Kiralizor. Los dos restantes nacen al sur, uniendo Telaraña
y la lejana región de la Garra con el caudal principal. El resto, de
menor tamaño, han sufrido por los terremotos de la región y muchos
de ellos están cortados por derrumbes o el agua se pierde por
enormes grietas.
Aunque
la mayoría de Vajra permanece salvaje e indómito, las naciones de
la superficie han realizado grandes esfuerzos en despejar algunas de
las grandes vías y emplearlas para el comercio. La mayor de estas
uniones se conoce como la Vía Miriense, un río subterráneo que une
Amardris con las ciudades Zumxakan y Bajomercado, en Shabana. De
allí, las mercancías siguen hacia el sur por caravana hasta
la lejana ciudad de Vindusan.
Son
muchos los barcos cargados de mercancías que recorren estas aguas a
diario, trayendo y llevando productos de toda clase para abastecer
los mercados de la antigua capital y del resto del territorio
miriense.
En
la última década se ha intentado abrir una vía que una Telaraña
con Amardris y Quelizantor, aprovechando los canales ya existentes.
Sin embargo, las aguas que descienden desde la cordillera Zirilaz se
encuentran tomadas por los sajuaguines, quienes atacan cualquier
barco que cruza sus territorios de cría y son muchas las mercancías
que se han hundido.
Por
si no fuera suficiente amenaza, otro peligroso enemigo acecha las
aguas de Vajra. Aunque no ocurre a menudo, algunas patrullas élficas
del Mar de Oculta ascienden por el canal hacia el Bosque de Ámbar,
asaltando los escasos navíos que recorren sus aguas y tomando
esclavos para vender en Zaselsan.