Situada a cuarenta millas al norte de Quelizantor, esta antigua mina horadada en la dura roca de Vajra en su día proporcionó hierro para alimentar la industria de guerra miriense. Los señores de la mina contrataron incluso los servicios de ingenieros provenientes de la Hegemonía de Hierro, que construyeron modernos molinos de agua alimentados por los Canales y grúas para despejar el terreno. Por desgracia los grandes trasgos de Sagar atacaron el lugar y, durante la encarnizada defensa de la mina, los mirienses se vieron superados. Buscando negar la victoria al enemigo, un mago semielfo empleó su magia para derribar los muros y permitir al agua anegar la mina. Hoy en día, a la inundada región se la llama «el Lago Negro», y aún pueden verse los restos oxidados de las grandes máquinas mineras. Los supersticiosos afirman que los fantasmas abundan en esta zona.