El octavo día de Ik-Karilim, en todo Khoumhazar pero sobre todo en la fortaleza de Othaldor, se celebra el momento en que la fundadora del lugar, Rubaki Svart decidió cometer un acto de suicidio al descubrir que su carne había sido corrompida tras luchar con un demonio de Vajra. Durante ese día, todos los adoradores de Karilim realizan un pequeño sacrificio personal para purgar sus males ante los ojos de la diosa. Esto puede implicar cortarse hasta sangrar, tomar un veneno no mortal, o incluso amputarse un dedo o un trozo de oreja, si se considera que los males a purgar son graves. Aunque se trata de algo personal, muchos clérigos de Karilim recorren las calles ese día ofreciendo mutilaciones y otros daños a aquellos transeúntes dispuestos, utilizando su magia, no para evitar el sacrificio, sino para que la cosa no vaya a mayores y alguien pueda morir desangrado o por otra razón. Para los guerreros de Karilim, ser mutilado este día es considerado como una bendición de la diosa.