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Los venheli afirman descender de auténticos hombres demonio que habitaron las profundidades de la tierra en épocas pasadas y que escaparon en busca del sol y la libertad. Allí, tras años tratando de encontrar su lugar en el desierto, se unieron a algunas pequeñas tribus de humanos perdidos, dando lugar a los actuales clanes venheli. Desde entonces han vivido en la relativa tranquilidad de las dunas, alejados de los grandes imperios o ciudades más allá de las relaciones comerciales.

Nómadas del desierto, los clanes venheli ocupan las zonas más cálidas al oeste de Vindusan, donde su tolerancia al calor les protege de bandidos y saqueadores. Buscando siempre formaciones rocosas o cuevas para protegerse del frío por las noches, muchos de ellos viajan en caravanas entre Vindusan  y la costa del Mármeron, portando mercancías que vender y arrastrando a sus grandes rebaños de cíbolos de arena y cabras. Construyen sus poblados con carpas de hueso y cuero que elaboran a partir de cadáveres de animales que resultan enormemente fáciles de transportar y capaces de soportar las tormentas de arena.

La dureza del desierto ha hecho de los venheli un pueblo duro que nunca se rinde cuando tiene un objetivo en la vida. Con una profunda espiritualidad, suelen mostrarse muy respetuosos con las tradiciones y creencias ajenas, de la misma manera que esperan respeto para las suyas. No son partidarios de la violencia como resolución de los problemas sociales, pero un venheli no se deja amedrentar y no dudan en responder violentamente si se les desafía abiertamente. Saben que su aspecto y sus capacidades mágicas innatas suelen asustar a otras razas y se aprovechan de ello para obtener respeto a través del miedo.

La sociedad venheli se centra en la mujer como núcleo de la familia, pues se la considera portadora de la semilla pura del linaje familiar, especialmente de los rasgos infernales de sus antepasados. Consideran que cuando una mujer venheli tiene relaciones, parte del linaje de su pareja queda en su interior, y será transmitida a sus futuros hijos, incluso aunque no quede embarazada tras mantener esa relación. Los clanes están formados por muchas familias con antecesores comunes y son gobernadas por un consejo de las mujeres más ancianas, aquellas más cercanas a los ancestros. Habitualmente los varones se dedican al comercio y al pastoreo, o a la guerra, llegado el caso; mientras que las mujeres se encargan de las relaciones diplomáticas, las tradiciones religiosas y de las patrullas armadas que defienden los poblados. Los clanes no poseen un fuerte sentimiento de unidad, ni una estructura centralizada como pueblo. Cuando
un clan desea obtener el apoyo de los demás, por ejemplo para luchar contra una amenaza, este debe ganarse el favor de cada clan por separado.

La espiritualidad tiene también un papel destacado entre los venheli, especialmente la adoración de sus ancestros y de los demonios que habitan el desierto, estos una suerte de parientes lejanos que les otorgan protección. El respeto a las criaturas infernales es un pilar básico de su cultura, aunque esto no implica una adoración o un comportamiento maligno por parte de la mayoría de los venheli, lo que suele verse como una contradicción por muchos extranjeros. Entre los clanes hay cada vez más adoradores de Ahuraz, lo que es visto como una amenaza por los más antiguos sacerdotes y sacerdotisas.

Los rasgos infernales de los venheli, aunque suavizados en muchos casos por el mestizaje, son la parte más importante de su aspecto y la lucen con orgullo, tratando de resaltarlos mediante joyas, coloridas telas, pendientes y todo tipo de alhajas. Sus ropajes suelen ser vaporosos, de colores intensos que contrastan con su color de piel y muy cómodos. Cuando están en lugares civilizados suelen cubrirse con turbantes y ropajes de lana si creen que sus rasgos infernales pueden causarles problemas.

  • Nombres de mujer: Al’Sheol, Jagaresh, Wivvah.
  • Nombres de varón: Abbaduna, Jimaarh, Xosaggo.