Los humanos de Shabana componen un mosaico cultural conocido como «shabaudi», un sinnúmero de tribus que se han adaptado al entorno de forma distinta a otros humanos a lo largo de medio milenio de penurias, guerras, catástrofes y libertad. Cuando los Peregrinos abandonaron Voldor, los humanos arribaron a la región desde muy distintos lugares y por muy distintas razones. Los hubo que huían de las hambrunas buscando los fértiles campos del oeste, otros emergieron de las profundidades de las minas huyendo de una vida de oscuridad y algunos simplemente huyeron tan lejos como pudieron. Unas cuantas bandas escapaban de la furia de los saurios de Saurania al carecer de sus sobrenaturales protectores, y las hubo que incluso perseguían a otros grupos humanos para devorarlos. A lo largo de los siglos estos distintos pueblos se han ido mezclando hasta formar esta nueva cultura propia del desierto de Shabana.
Aunque culturalmente cada tribu es un mundo, se ha logrado cierta homogeneidad física: son morenos, espigados y de pelo oscuro. Sus ojos tienen increíbles colores y comparten una desarrollada cultura del tatuaje. Suelen vestir de azul o negro, aunque los más violentos prefieren tejidos que los camuflen con el desierto.
Estos shabaudi moran tanto en el desierto como en la ciudad de Vindusan. Aquellos que habitan en el yermo recorren el territorio buscando recursos y refugio, tanto como jinetes nómadas como rastreadores a pie. Hay docenas de tribus que se disputan el territorio entre ellas o con los Banjora del desierto, las monstruosidades y los grupos de exploradores Rocasangrienta. Los hay que prefieren los intercambios amistosos, pero no pocos prefieren utilizar la violencia. Suelen habitar en campamentos levantados en los cañones de roca, en las ruinas del desierto o en los escasos oasis que aún no han sido reclamados por las potencias de Vindusan. Su modo de vida es la ganadería y el comercio, pero no debemos obviar que muchos de ellos viven del robo de ganado. Por otro lado, es frecuente que las tribus o los individuos solitarios que viajan hasta Vindusan para vivir en la civilización habiten en los barrios de la periferia. Ahí mezclan elementos de su propia cultura tribal con los de la vindusina, construyendo sus viviendas y templos a imitación de las de los elfos, aunque estos suelen ser mucho más toscos y menos refinados que los originales. La mayor parte de los shabaudi urbanos se dedica a la agricultura o sirven como trabajadores para los comerciantes que cruzan el territorio. Unos cuantos llegan a servir como soldados para las Cien Casas de Vindusan, especialmente como incursores y espías. Para muchos Banjora y fórmigos, los shabaudi son poco más que ladrones, debido a que proveen de músculo al submundo criminal vindusino.
Los shabaudi viven en clanes y tribus cerrados al exterior. Debido a la dureza de Shabana y la escasez de recursos, la suya es una cultura en la que el sujeto tiene poca o ninguna importancia respecto al colectivo. Cada género tiene las mismas responsabilidades, y los escasos ancianos son los encargados de educar a los más pequeños, pues la crianza suele ser comunal. Usualmente los grupos shabaudi están dirigidos por un sujeto de fuerte carácter y personalidad dominante que no solo dirige los aspectos más terrenales del colectivo, sino también su espiritualidad. Los líderes aplican sus severas leyes, que castigan a aquellos que ponen en peligro la supervivencia del grupo, y ejecutan personalmente las sentencias. Esta estructura se mantiene solo en parte entre los shabaudi urbanos. Allí, los jefes que dominan los barrios suelen ser los más ricos o influyentes gracias al control de la economía y, en ocasiones, grupos de matones. Suelen vivir en familias extensas, con varias generaciones conviviendo en el mismo techo y dedicados casi siempre a los mismos oficios. Aquellos que logran cierto éxito y abandonan los barrios humanos para vivir entre los Banjora es posible que dediquen grandes esfuerzos a ser admitidos dentro de alguna de las Cien Casas.
Los shabaudi tienen multitud de dioses, si bien encontramos dos grandes grupos religiosos entre ellos. El primero adora a la naturaleza del desierto, ya sea a través del culto a los espíritus que en él habitan y que dan vida a cada uno de sus aspectos, como la benevolente Madre Abundante o un terrorífico predador divino llamado el Terrible Escorpión (un aspecto de Gram). Respetan los ciclos de la naturaleza e intentan imitar a sus deidades patronas, siendo particularmente espeluznantes aquellos salvajes malvados que cazan a otros humanoides inteligentes siguiendo los impulsos del Terrible Escorpión. El segundo grupo son los adoradores de Medjay (la Guardiana), que buscan proteger a las comunidades de incursores, monstruos y esclavistas en una cruzada constante por mantener libres y seguras a las gentes del desierto. Muchos seguidores de Medjay lo son en secreto, actuando rápidos como el rayo y silenciosos como víboras a la hora de derribar a los malvados. Estos cultos se mantienen en secreto dentro de Vindusan, donde la mayor parte de los shabaudi han terminado por aceptar el culto a la Tríada banjora.
- Nombres de mujer: Ammru, Iuntu, Weded.
- Nombres de varón: Ardeth, Fhrer, Oderk.