En Vindusan, los nobles Bedorr son conocidos por su carácter excéntrico y planes ambiciosos. Durante siglos se dedicaron a la crianza de caballos y se ganaron un importante renombre en la ciudad vendiendo sus corceles ágiles y resistentes. Pero hace casi cincuenta años el jefe de la familia, Talassiak Bedorr, retornó de un viaje espiritual al desierto a lomos de una hembra de draco del desierto que había logrado domar combinando paciencia y su experiencia como criador. Desde entonces los Bedorr han vendido una buena parte de sus ranchos para financiar el proyecto de Talassiak: la crianza de dracos como monturas de guerra para los generales vindusinos. A día de hoy los Bedorr están casi arruinados, pues la crianza de dracos ha resultado ser excepcionalmente cara, pero han logrado criar una docena de bestias que podrían ser útiles en una inminente guerra. Si el proyecto de la casa sale adelante, podrían volverse inmensamente ricos vendiendo los dracos amaestrados a sus compatriotas.