Hace cinco años gran parte de la familia real falleció en una inesperada tormenta de arena, quedando solo el más joven de los hijos de Draknessian como su sucesor. Varcassian no estaba preparado para el cargo, pues el joven elfo era indolente y había pasado toda su vida entre fiestas, bailes y aventuras de juventud. Hoy, a sus escasos cuarenta y cinco años, insuficientes para ser considerado adulto por muchos, Varcassian se lamenta por no haberse preocupado más por aprender sobre política y ritualística, y es consciente de que por su culpa Vindusan está sufriendo un aumento de la tensión política y social. Pese a intentarlo, no se ve capaz de mediar entre los Banjora de la ciudad y los del desierto, aunque sabe que los primeros le manipulan en contra de los otros. Sin embargo, tampoco puede ceder a la petición de los elfos del desierto de ir a vivir con ellos durante un tiempo, pues cualquiera sabe que el vacío de poder podría acabar siendo aprovechado por alguno de sus numerosos opositores o provocar una guerra civil. El bisoño líder supremo es igualmente lúcido respecto a las oscuras conspiraciones que amenazan el futuro de su pueblo, pues ha aprendido a escuchar a los clérigos y los oráculos con atención. Pese a su apariencia de mero títere de su entorno, que le entretiene participando en interminables rituales públicos, lo cierto es que lleva años tratando de encontrar aliados para poder ganar una posición de fuerza. También emplea dobles: algunos de sus escasos amigos emplean magia para asumir su forma y que él pueda escapar del Templo del Halcón Sol y recorrer una vez más Vindusan sin el peso de ser el líder supremo. En sus escapadas se ha encontrado con algunas de las peores facetas de la urbe y ha encendido en su interior la necesidad de empezar a trabajar duramente para salvar a su gente. Puede que aún el líder supremo no esté a la altura de sus ilustres antepasados, pero tal vez en un futuro pueda estarlo, e incluso superarles. Físicamente es un joven cuyo atractivo se ha apagado debido a un lustro de preocupaciones y fracasos diplomáticos, aparentando más edad de la real. Suele vestir ropajes blancos, dejando sus brazos tatuados a la vista. Tiene una voz agradable y ha heredado el carisma de su estirpe, pero rara vez sus obligaciones le permiten ser un conversador agradable.
