Al este de la Fronda de Centauria, en la zona centro oeste de las llanuras, se encuentra un denso bosque de zarzas y brezales que han crecido alrededor de una Torre de Fulgor. Esta maraña de espinas le ha dado el nombre de Bosquespino. La construcción, apenas visible desde las fronteras del bosque debido a la gran cantidad de vegetación, está coronada por un enorme cristal de xion que baña los alrededores con una luz verdosa casi enfermiza que sugiere putrefacción e insalubridad y que, al contrario que la propia torre, puede verse desde varias millas a la redonda.

El origen del bosque no está muy claro, pero se atribuye a las acciones del Ala Esmeralda, mercenarios que, alrededor del año 4522, se adentraron en las ruinas bajo la Torre de Fulgor. Tras algo más de ciento cincuenta años, los rumores y las historias se han vuelto muy distintas entre sí, dando a entender tanto que fue un acto premeditado como un accidente o incluso que los mercenarios solo fueron los peones de un remedo. En la ciudad de Puerto Estrella vive un enano que dice pertenecer al grupo original y cuenta la historia entre jarras de cerveza a todo aquel que quiera escuchar sus lamentos.

La fauna que habita este peculiar bosque se compone de medio centenar de especies de insectos, arácnidos, aves y pequeños roedores. Sin embargo, la mayoría presentan algún tipo de malformación, pues nada escapa a la energía negativa que desprende la Torre de Fulgor. Así, las criaturas que moran largo tiempo en su interior terminan por corromperse: se tornan malignas y violentas, constituyendo un auténtico peligro para todo aquel que se tope con ellas. Los antiguos esclavos de los Peregrinos tampoco son inmunes a la influencia del bosque, por lo que deberían evitar pasar mucho tiempo expuestos a ella.

Bajo Bosquespino, millas de túneles y cámaras conforman las ruinas de la antigua ciudad de Kilion Thar, construida por los enanos en el albor de los Peregrinos y cuyas estancias apenas han sido holladas desde hace miles de años. Los rumores de la existencia de artefactos y objetos mágicos han hecho que muchos aventureros hayan penetrado la punzante linde del bosque, solo para encontrar un aciago final. Los pasadizos de Kilion Thar se extienden por las profundidades y algunos incluso desembocan en Vajra.

En los alrededores de la Torre de Fulgor habitan los llamados brotes espinados, el mayor peligro que representa el bosque. Estas criaturas tienen el aspecto de la raza a la que pertenecieron antes de fallecer, pero bajo su piel puede apreciarse cómo se mueven pequeñas raíces, como si se tratase de serpientes o gusanos. Los cascarones que son ahora sus cuerpos son manipulados por las plantas que la energía negativa de la torre llegó a corromper, y han adquirido una suerte de consciencia maligna que las impulsa a expandirse más allá del bosque. Cuando se topan con una presa, las raíces de su interior se erizan de espinas que les atraviesan la piel, traspasando casi cualquier armadura. Los brotes espinosos disponen de una raíz ventral con la que inoculan sus semillas dentro de otras criaturas. Una vez injertada, esta semilla irá propagándose por el organismo del desafortunado huésped hasta llegar a su cerebro y controlar desde ahí cada mínima acción. La muerte llega cuando la semilla germina, convirtiéndolo en una espina.

El verdadero peligro de los brotes espinados y de las espinas que engendran reside en que sus acciones están guiadas por una inteligencia maligna. En las profundidades de la torre, alimentado por la luz de xion, crece un árbol milenario, el verdadero maestro de estos títeres. Dotado de una maldad y una inteligencia acorde, trata de expandir el mal de su semilla mediante sus criaturas. Sus raíces pueden cobrar vida, animando los huesos de diversas criaturas que han perecido en los túneles de las ruinas de Kilion Thar, para servir a sus necesidades. A esas criaturas se las conoce como verdehuesos, y pueden operar a una distancia considerable del bosque, por lo que es posible encontrarlas a varias millas de Bosquespino llevando a cabo algún tipo de misión.

La Orden de Bosquespino es la encargada de vigilar el bosque maldito. Es una organización conocida en toda Sananda; su principal misión consiste en frenar el avance de las plantas corruptas que se extienden inexorablemente más allá de la linde. Su deber incluye también cazar a toda criatura que trate de salir del bosque, ya que cualquiera puede ser portadora de la semilla. Además, realizan labores de guardabosques y de vigilancia, ahuyentando a aquel lo suficientemente insensato o suicida como para internarse en Bosquespino. También organizan batidas por la linde del bosque, buscando intrusos o criaturas a las que cazar. Para ello tienen campamentos alrededor de las rutas que se internan en el bosque, el principal de los cuales se encuentra en los bosques cercanos a Luania, desde donde coordinan el aparato logístico y monetario que mantiene a la orden en funcionamiento.