En la zona noroeste de las llanuras, a unos cientos de millas de las ruinas del hormiguero de Miilvemax, se halla una zona repleta de pequeñas lomas y colinas. En esas tierras la caza es escasa y la vegetación parece moribunda, y son evitadas por la mayoría de los habitantes de la Llanuras Interminables. Ningún clan centauro ni horda aluna tiene el menor interés en adentrarse en ellas, llegando incluso a negarle un nombre. Sin embargo, la Cañada de las Fauces es el que muchos susurran a los más pequeños para obligarlos a realizar aquellas tareas que se niegan a hacer. Así, la Cañada se ha convertido en un lugar repleto de leyendas e historias para asustar a los niños.
El nombre proviene de las manadas de lobos de Vajra, los vajresht, que se ven rondando por allí y de la cañada que se encuentra entre las dos colinas más altas. En ella, a través de una sima alargada y estrecha que más bien parece una herida en la tierra, puede accederse a una serie de túneles y estancias que datan de la época de los Peregrinos, repletas de huesos roídos hasta el tuétano. Afiladas garras han horadado las tallas y relieves que decoraban hace siglos las paredes hasta hacerlas irreconocibles e ilegibles. Extrañas marcas realizadas con garras o pintadas con sangre en forma de M pueblan los corredores. Algunos exploradores que se han tenido que resguardar de alguna tormenta o que sencillamente no han querido pasar la noche al raso han comentado que a menudo pueden oírse aullidos y pisadas que parecen provenir de las profundidades.
La disposición de estos túneles y estancias bajo la Cañada puede resultar caótica para el ojo inexperto, por lo que es fácil perderse después de cruzar varias salas, pero tras varios niveles puede accederse a Vajra. Esta entrada permanece constantemente vigilada por peligrosos vajresht, ya que al otro lado se encuentra la Máquina de la Mutación. Aquí los lobos de Vajra intentan convertir a otras razas en nuevos especímenes de su prole con esta maquinaria de la raza de las estrellas, a la que adoran como una deidad.
Hasta la fecha, los vajresht solo han conseguido transformar con éxito a criaturas goblinoides y a algunos medianos y humanos. Sin embargo, no cesan en su empeño, pues su especie no dispone de un medio natural de reproducción. El proceso de mutación en vajresht es un ritual largo y complejo, por lo que existen numerosos bloques de celdas en Vajra para albergar a los seres de distintas razas y especies que fueron capturadas en la superficie y que ahora esperan a ser introducidos en la Máquina de M, tal y como la llaman los vajresht más viejos. También existe un pozo tras la maquinaria donde se arrojan los despojos de aquellos que no han superado el proceso de mutación o de quienes consiguieron seguir con vida pero convertidos en seres deformes y monstruosos.