Eradril
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Eradril

Bardo itinerante y experto en festividades
PNJ

Un bardo vindusino que dejó atrás su hogar, no por miedo sino por comodidad, ya que las celdas de Xaramun son famosas por su escaso confort. Acusado de varios crímenes truculentos, el bardo hizo su petate para iniciar su largo vagabundeo por Voldor. De carácter hedonista, ha participado en toda clase de fiestas, festivales y eventos sociales, convirtiéndose en todo un experto. Aunque es miembro de la Casa Bedorr, Eradril hace gala de su noble apellido para evitar incordios a unos familiares cuyo buen nombre podría quedar en entredicho. Actualmente está escribiendo un libro sobre las mejores festividades del continente y viaja en busca de documentación. 

Solemnidad de la fundación

Como bardo itinerante, aventurero sin par y experto explorador de Voldor, he podido conocer multitud de facetas de las culturas del continente. Los idiomas, el arte de guerrear, la  forma de impartir justicia… o las diversiones. He podido asistir a los teatros acrobáticos de Nakuro, a los relatos terroríficos pero emocionantes de las hazañas de los bárbaros de Muzur, y a los sencillos banquetes comunales de los fórmigos. En mi Vindusan natal disfruté de solemnes rituales solares en honor de la hermosa Elethae o de los baños rituales del solsticio. Incluso asistí a la infame lectura de sombra del infame Xosaggo en una noche de borrachera.


¡Pero sin duda de mis mejores recuerdos los tengo de la Solemnidad de la Fundación, cuando los Rocasangrienta sacan las mesas a la calle, rebosantes de manjares y cerveza! Edfraya y los suyos, que en cierto modo son los míos porque todos somos vindusinos, si que saben cómo organizar una buena fiesta. Deja que te cuente.


Como seguro que sabes, entre el segundo y cuarto día de Baile de Assalaim los enanos Rocasangrienta celebran la llegada de su gente a Vindusan y la fundación de su emplazamiento en ella. Pero, más allá del carácter lúdico de estas celebraciones, que incluso las más (aparentemente) tediosas tienen, lo más importante de ellas es lo que nos cuentan de los pueblos que las han desarrollado. El viajero inteligente sabrá extraer de tales eventos perlas de profundo entendimiento que le serán muy útiles cuando trate con quienes se crucen en su vagar. 


La Solemnidad de la Fundación es una fiesta controvertida. Algunas de las Cien Casas, casi todas del desierto, afirman que los enanos Rocasangrienta se inventaron esta fiesta para dar salida a los productos viejos y emborracharnos a los demás para hacernos firmar malos tratos. Bueno, nadie afirma eso delante de los enanos, especialmente si Edfraya se encuentra cerca, y creo que es una lectura especialmente cínica. No niego que algo de verdad pudiese haber, al menos en lo que concierne a unos pocos enanos que no tienen presentes las enseñanzas de Ankaraz, pero lo que yo veo es algo distinto. Veo a un pueblo que sufrió mucho en su origen y que ha trabajado arduamente para hacerse con espacio que pueda llamar propio en Vindusan y Shabana.  Que ha sangrado, luchado y muerto por conseguir un hogar y ganarse la vida junto a sus aliados élficos. Veo una declaración de intenciones doble. Por un lado compartir, al menos por unos días, su buena fortuna y alegría con quienes han hecho posible su éxito (creedme, los Rocasangrienta son muy exitosos, casi tanto como poco ortodoxos). En ese sentido, cualquiera que haya trabajo amistad con uno, será invitado y podrá disfrutar de la mejor carne y la mejor cerveza. Por otro, quieren dejar claro a los más altos cargos del poder vindusino que están ahí, que tienen que tenerlos en cuenta, y que en cierto modo son tan hijos de la más maravillosa ciudad de todo Voldor como el mismísimo Líder Supremo Varcassian (a quien la dulce Elethae dé un largo gobierno y pueda ver el amanecer hasta que se agosten sus días). Si queréis mi consejo, todo grupo de aventureros debería pasarse alguna vez por esta fecha, para disfrutar de la hospitalidad enana, pero también para escuchar historias, cerrar tratos y estrechar lazos con una comunidad tan leal como la Rocasangrienta. 


Y sobre los vindusinos… bueno, nos gusta recordar nuestra historia, recordar a los que no están y pasarlo bien. Y experimentar algo de miedo. Por eso Xosaggo tiene un negocio tan próspero.

El Alumbramiento del Mundo

¿Os he contado alguna vez que durante 2 años fui esclavo de los Bastarre? 


¿Y que llegué a tocar, junto a otros cien esclavos, en un baile ceremonial organizado por el mismísimo rey Falesin, Custodio de la Ley y el Orden, Chambelán de los Peregrinos e insigne Senescal del Imperio? 


¿No? Pues fue toda una experiencia.


Hará seis años me enrolé en una compañía de aventureros interesada en explorar las ciudades abandonadas de Vajra al oeste del Mar de Oculta. La cosa no acabó bien pues fuimos sorprendidos por una amplia patrulla de elfos bastarre. El combate fue breve y no demasiado heroico, aquellos soldados no tenían piedad y estaban bien entrenados. Sin embargo, tuve suerte, porque mientras que la mayor parte de mis compañeros murió durante la refriega o fue ejecutada después, mis talentos de bardo impresionaron al jefe de la patrulla, que optó por llevarme cargado de cadenas a Zaselsan como esclavo. Una vez allí, fui vendido a un noble cuya función en la corte era proporcionar músicos para que participasen en las ceremonias de la realeza.


El primer año fue bastante insulso, no vi nada más allá de las elegantes pero ya decrépitas cámaras en las que los esclavos ensayabamos de forma machacona las mismas dos sinfonías, hasta que pudiésemos interpretarlas a la perfección. A mi me instruyeron en el arte del cewilth, un pariente del laúd con 16 cuerdas dobles que honestamente espero no volver a tocar jamás. Los maestros eran ancianos elfos, algunos excesivamente ancianos, que parecían existir solo para mantener vivas sus tradiciones, y esclavos que habían aprendido como perros maltratados las lecciones musicales de sus amos. Finalmente, un día fuimos conducidos a una gigantesca cámara de increíble acústica e instalados en una plataforma custodiada por media docena de soldados. Fue ahí donde se nos dijo que debíamos tocar una de las sinfonías que, a esas alturas, ya podíamos tocar dormidos. Se acercaba la ceremonia del Alumbramiento del Mundo, la fecha en la que los bastarre honran la llegada de sus amos a Voldor. Volvimos a ensayar durante varios días, hasta que dio comienzo oficialmente.


La ceremonia fue algo espectacular y bastante triste, os lo aseguro. Cientos de nobles vestidos con ricos ropajes tejidos hace siglos y respetando un protocolo lleno de sutiles desprecios, muchos de ellos viejos y cansados, pero obligados a participar por antiguas leyes y costumbres. Había algunos que ejercían como emisarios del Imperio, representando a ciudades que actualmente sólo son ruinas y polvo. Era la pantomima de un gobierno imperial que cayó hace siglos. Todos ellos se colocaron formando círculos concéntricos, con el mismísimo rey Falesiny la reina Driza dur’Favuz sentados en un trono mecánico en el centro, dominando a todos. El baile fue algo asombroso, los participantes se movían de forma sincronizada, realizando los complicados movimientos a la perfección, con fría precisión. En ellos no había pasión, deleite o disfrute, solo la anquilosada necesidad de ejecutar aquellos movimientos como se había hecho cientos de veces desde hacía miles de años. Sin espacio para la innovación, la felicidad o la improvisación, algo que luego supe que sería visto como una traición a los Peregrinos. Fue hermoso, muy hermoso, pero también frío, con aquellos elfos moviéndose de forma mecánica como si fueran engranajes.


La ceremonia concluyó y pasamos días en aquella cámara, hasta que nos hicieron salir. Pude escaparme semanas después tras una serie de peripecias y traiciones que incluyeron la destrucción de un antiquísimo templo y pactos que desearía poder deshacer. Pero esa historia ya se contará otro día. Una última cosa. Cuidaos de los Bastarre. No siempre van buscando músicos.

Title
Bardo itinerante y experto en festividades

Type
PNJ

Race
Elfo Banjora

Families
La casa Bedorr

Gender
Masculino