En la Edad del Caos, cuando reinaban los Demonios del Abismo y los Primordiales sobre Mipsum, en el llamado Caos Elemental, los Dioses trajeron orden y paz, pero esto era disputado por los Demonios. Cuando los Dioses se enfrentaron a los infinitos ejercitos abisales, crearon los Ángeles, el más bello y valiente era Asmodeo. Poco a poco Asmodeo y sus camaradas adquirieron las características de los Demonios, siendo feroces, horrendos y crueles, pero sin jamás dejar de batallarlos, sin incumplir las leyes divinas.

Pronto los Dioses Creadores se dieron cuenta de que algunas de sus creaciones mortales también se inclinaban hacia el mal y el caos. Asmodeo propuso una manera de castigar a aquellos que no seguían el orden y paz establecidos. Los Dioses estaban de acuerdo pero no querían que fuera en sus reinos, así que Asmodeo les hizo firmar el primer pacto diabólico, el Pacto Primigenio.

Gracias a esto, Asmodeo prometía cuidar de las almas castigadas en un plano alejado de los Dioses, Los Nueve Infiernos, pero a cambio podría extraer la esencia mágica de las almas para alimentar a sus súbditos y su propio poder. Cuando los Dioses se dieron cuenta que Asmodeo y sus Diablos controlaban y tentaban a los mortales hacia el mal para capturar sus almas eternamente, ya era demasiado tarde.

La Guerra se encuentra en un infinito, pero no inactivo, punto muerto. Los Diablos ganan poder cada día, alimentándose de la naturaleza mágica de las almas de mortales corrompidos. Y los Demonios surgen como parásitos a hacerles frente de la infinidad de capas del Abismo. Y cuando falta número en cualquiera de los lados, los malvados y codiciosos Yugoloths, venderán su fuerza al bando que parezca perder, para mantener el conflicto avivado por más milenios.