Los esquivos pseudragones habitan en los rincones tranquilos del mundo, donde ocupan cuevas pequeñas y los huecos de los árboles. Con sus escamas coloridas, sus cuernos y sus fauces llenas de dientes afilados parecen Dragón en miniatura, pero, a diferencia de estos, son de carácter juguetón.

Los pseudragones tienen poco interés en otras criaturas, así que las evitan en la medida de lo posible. Si son atacados, se defenderán con el aguijón venenoso que poseen en la punta de la cola. Un solo pinchazo basta para sumir a sus enemigos en un estado catatónico que puede durar horas.

Algunos conjuradores buscan a los pseudodragones, ya que su carácter amable, su capacidad telepática y su resistencia a la magia les convierte en familiares fuera de lo común. Estas criaturas son muy exquisitas a la hora de elegir compañero, pero se las puede convencer mediante regalos en forma de comida o tesoros. Cuando un pseudodragón encuentra un compañero grato, establecerá con él un vínculo, que se mantendrá mientras la persona continúe tratando al pseudodragón con justicia. Estas criaturas no toleran el maltrato, por lo que abandonarán sin previo aviso a cualquier compañero que las manipule o abuse de ellas.