Los liches son todo lo que queda de grandes magos, que abrazaron la muerte en vida para continuar existiendo. Buscan obtener más poder cueste lo que cueste, sin preocuparse por los asuntos de los vivos, salvo cuando estos interfieren en sus planes. Estos monstruos, enloquecidos y tortuosos, ansían conocimientos perdidos hace eras y los secretos más terribles. Dado que la sombra de la muerte no se yergue sobre ellos, pueden urdir planes que requieran de años, décadas o incluso siglos para dar fruto.

Los liches son humanoides enjutos y esqueléticos, con la carne marchita pegada a los huesos. Sus ojos se deshicieron hace tiempo, pero en sus cuencas vacías brillan dos puntos de luz ardiente. Suelen vestir los pútridos restos de ropas lujosas y joyería desgastada y estropeada por el paso del tiempo.

Ningún mago toma la decisión de seguir el camino del liche a la ligera, y el proceso necesario para convertirse en uno es un secreto bien guardado. Los magos que aspiran a transformarse en estos monstruos deben pactar con infraplanares, dioses malvados u otros seres infames. Muchos firman acuerdos con Orcus, Príncipe Demonio de los Muertos Vivientes, cuyo poder ha creado incontables liches. No obstante, las entidades capaces de conceder este don siempre exigen lealtad y servidumbre a cambio del conocimiento impartido.

Los liches son creados mediante un ritual arcano que atrapa el alma del mago en una filacteria. Hacer esto ata el alma al mundo mortal, lo que impide su viaje a los Planos Exteriores tras morir. Las filacterias son, tradicionalmente, amuletos en forma de cajas pequeñas, pero puede servir cualquier objeto con espacio suficiente en el interior para grabar, empleando plata, varios símbolos arcanos de nombrado, inmortalidad y magia oscura.

Una vez preparada la filacteria, el futuro liche bebe una poción de transformación; una vil mezcla de veneno y la sangre de una criatura consciente cuya alma es sacrificada a la filacteria. Tras hacer esto el mago caerá muerto y se alzará como liche mientras su alma viaja a la filacteria, donde permanecerá para siempre.