Khayeldrei

Siendo criado desde los 6 años en las calles de Aguas Profundas, en unas condiciones de extrema dureza para un niño, Khayeldrei nunca supo qué había sido de sus padres o de su antigua vida. Él y su hermano mayor Sazuldrei jamás hablaron del tema, simplemente miraban hacia delante, pensaban sus siguientes pasos, procuraban sobrevivir un día más.

Con el paso de los años aprendieron a desenvolverse entre maleantes y rateros; a ser duros, hábiles e inteligentes, siempre apoyándose el uno al otro. Puede que tuvieran que saltarse algunas normas, y que cuando los planes se torcían se llevaran una o dos palizas, pero su ambición y confianza mutua no flaqueaba.

Los hermanos aprendieron a dominar las sombras de diversas formas aprovechando su peculiar naturaleza kalashtar, y se hicieron un hueco en el submundo criminal de la ciudad. Lograron entrar en la Rosa del Alba, un grupo miembro del Gremio del Ojo y dirigido por un peculiar y carismático líder de naturaleza cambiante, que instaba a sus seguidores a usar sus habilidades sin respetar la ley ni la autoridad de la urbe, pero siempre por un bien mayor.

Más de 20 años después de su iniciación en la vida de las calles, Sazuldrei pasó a ser el líder de La Rosa del Alba tras la desaparición de su anterior maestro, y Khayeldrei se convirtió en su mejor agente y mano derecha.

En uno de sus trabajos, a Khay se le encomendó acabar con una familia noble, seguidores de Asmodeo como descubriría tiempo después, pero no contaba con la presencia de la hija de esta: Yuvi Aradani. Se había infiltrado en la villa familiar y había acabado rápidamente con la mujer del matrimonio, pero el hombre consiguió resistir el ataque sorpresa y, ensangrentado y arrastrándose, comenzó a suplicar justo antes de morir. Pero para sorpresa de Khay no rogó por su vida ni le intentó sobornar como de costumbre, el hombre pidió a su asesino que no le hiciera daño a su hija, quien aún dormía en su cuarto. Por primera vez, el monje se planteó si lo que estaba haciendo era lo correcto o no, si de alguna manera estaba siendo manipulado o su propósito había perdido el rumbo.

Al ascender, Sazuldrei se había vuelto más serio, autoritario y daba menos información sobre el motivo para llevarlos a cabo. ¿La responsabilidad y el poder de su nuevo puesto estaban enturbiando su mente? ¿Había algo más detrás de todo esto? Quizá el mismo Sazuldrei había sido el responsable de la desaparición de su maestro para obtener su puesto. La relación entre los hermanos se había ido volviendo más fría y distante tras este ascenso, por lo que cualquier cosa podría ser posible.

El encargo era acabar con la familia al completo pero matar a una niña era cruzar la línea, así que Khayeldrei decidió ocultarla a ojos del mundo mientras se replanteaba tanto su futuro, como su relación con su hermano.

Comenzó a desvincularse de su organización y a temer las represalias de su hermano, al tiempo que conoció a Hans, Kethael, Balderich y Wolfgang, con los que inesperadamente formaría grupo de aventureros (Los Taberneros) y abrirían una de las mejores teterías de la ciudad, El Descanso de Lif.

De una manera u otra terminarían relacionándose con varias facciones de la ciudad, creando amigos y enemigos mientras investigaban casi por accidente el misterio del medio millón de dragones de oro que el antiguo Lord Regente, Dagult Nuncascua, había defraudado y escondido en algún lugar de la ciudad.

Durante semanas, los aventureros crearon fuertes lazos de amistad y trataron de dar a Yuvi una infancia lo más normal posible a pesar de las circunstancias. Sin embargo, la tragedia terminaría llamando a su puerta cuando el ataque con una bola de fuego entre dos facciones involucradas en la búsqueda del tesoro alcanzó a Yuvi por casualidad, acabando con su vida. Fue un duro golpe para el grupo, pero especialmente para un Khayeldrei incapaz de gestionar emocionalmente tal desgracia. Se volvió irascible, impaciente, violento, y era incapaz de tener en calma su mente dual ni de dormir sin emborracharse primero.

Tras mucha investigación descubrieron quienes estaban detrás de dicho ataque, que dejó una decena de inocentes muertos. Una familia noble, nuevamente seguidores de Asmodeo. Contra todo pronóstico, Khay fue capaz de contenerse y dejar su búsqueda de justicia personal para más adelante, cuando terminaran unos conflictos más apremiantes. Se infiltraron en la guarida del Gremio del Ojo y la dinamitaron, asaltaron la base principal de los Zhentarim en las Torres Kolat y la desmantelaron, y cada vez estaban más cerca de su objetivo, recuperar la fortuna oculta para devolverla al pueblo, impidiendo que ninguna facción malvada pudiera obtenerla.

Khay empatizó en gran medida con el viaje de descubrimiento de Hans, en el que el pistolero entendió que la mayoría de criminales de bajo estatus hacían lo que hacían por necesidad, y que quizá había otra manera de solucionar la criminalidad. El monje decidió deponer sus dagas y optar únicamente por la vía no letal en sus enfrentamientos para apoyar a su amigo.

Todos estos eventos, su intento por hacer el bien y el incuestionable apoyo de sus compañeros hizo que Khay saliera del oscuro pozo en el que había caído. Un día entró al cuarto de Yuvi, hasta entonces cerrado con llave e inalterado, encendió unas velas, se sentó en el suelo y comenzó a meditar, a dialogar con su otro yo. Entendió que no debía culparse por lo ocurrido ni obsesionarse por lo que podría haber sido y no fue. Había tomado el camino difícil, trató de traer felicidad a una niña a la que no le quedaba nada, convivir con la culpa de haber sido él mismo quien la había separado de sus padres, y sabiendo que, incluso si esta le terminaba odiando abiertamente por ello, seguiría protegiéndola y velando por ella a cualquier precio.

Con sus dos mentes en calma y armonía, combatió junto a sus amigos hasta encontrar la fortuna perdida y acabar con los últimos y malvados rivales, los Cassalanter. Una vez el tesoro había sido recuperado y devuelto a las arcas del gobierno, Khayeldrei celebró oficialmente el funeral de Yuvi al que acudieron todas sus amistades en señal de apoyo. Incluido su hermano Sazuldrei.

Este le contó que desconocía la existencia de Yuvi porque los padres de esta la ocultaban, y que jamás le habría encargado matar a un niño. Además, su estricto y desapegado comportamiento se debía al minucioso control al que le sometía el Xanathar, líder del Gremio del Ojo, tras haberlo conocido en persona y saber la verdad. Que era un contemplador paranoico y volátil obsesionado con la lealtad y con perseguir a aquellos que le cuestionaran. Bajo toda esa presión, Sazuldrei vió cómo su hermano pequeño se desligaba de su organización de forma inesperada y él también imaginó lo peor, que Khayeldrei planeaba traicionarlo.

Por suerte, tras el ataque de Los Taberneros al Gremio del Ojo, el Xanathar desapareció y Sazuldrei pudo actuar con libertad y reunirse con su hermano para aclarar la situación. Tras honrar la memoria de Yuvi, los hermanos retomaron su relación y decidieron tomar el control de la Rosa del Alba como iguales, esta vez desligados de cualquier organización criminal, con la firme intención de dedicar su actividad en las sombras a trabajar por un bien mayor, pero esta vez sin mancharse las manos de sangre.