Los espectros, seres incorpóreos, son los espíritus furiosos de aquellos humanoides a los que les ha sido vedado el paso al más allá. Ya no poseen ningún vínculo con su vida pasada y están condenados a vagar por el mundo para siempre. Algunos aparecen cuando la magia oscura o el toque de una aparición separa por la fuerza el alma del cuerpo de un ser vivo.
Cuando un fantasma pone fin a sus asuntos, puede descansar en paz. A los espectros, por el contrario, no les espera el mismo destino. Está condenado a permanecer en el Plano Material y su único destino es el olvido que se producirá cuando su alma sea destruida. Hasta entonces, deberá cargar con su solitaria existencia en lugares desolados, mientras pasan los siglos en el mundo que le rodea.
Al contemplar a una criatura viva, los espectros no pueden evitar pensar en todo aquello que nunca más podrán tener. Esto les llena de una tristeza e ira tal que solo pueden aplacarlas destruyendo a la fuente de su dolor. Matan rápido y sin piedad, ya que solo quitar una vida puede proporcionales satisfacción. Sin embargo, independientemente de cuántas vidas haya tomado, siempre sucumbirán a la ira y la melancolía.
La luz representa una fuente de vida de la que ningún espectro puede disfrutar, y eso les duele. Cuando cae la noche, abandonan sus lugares de descanso para buscar criaturas a las que asesinar, con el conocimiento de que pocas armas son capaces de causarles daño. Con la primera luz del alba se retiran a su oscura guarida, donde esperan la llegada de una nueva noche.