Estos demonios repugnantes se asemejan a un terrible cruce entre humanoide y mosquito. Los chasmes, o demonios mosquito, se mueven de manera inquieta con sus delgadas patas, que les permiten agarrarse a paredes y techos. Un zumbido monótono advierte de la llegada de estas criaturas. Este sonido produce un terrible letargo en los enemigos del demonio, que quedan expuestos a sus ataques.

Los chasmes, criaturas inferiores, sirven como interrogadores o capataces a señores más poderosos. Estos demonios viven para torturar y castigar, y tienen un don para detectar demonios que han abandonado a sus señores. La captura y posterior entrega de estos traidores permite a los chasmes atormentar a estas víctimas sin miedo a represalias.