Este día de Lazo se celebra con hogueras y rituales para "amansar" o "hacer bajar" a los dragones. En la Ciudad de los Esplendores, esta festividad se expresa en forma de desfiles centrados alrededor de efigies construidas con madera y tela y rellenas de paja. A cada una de estas imágenes se le asigna un nombre y se le da un aspecto extraído de la tradición para representar a uno de los pocos dragones a los que la urbe se ha enfrentado a lo largo de su historia. Tras hacerlo desfilar hasta a una plaza cercana donde la bestia fue derrotada o repelida, la enorme efigie acaba siendo pasto de las llamas.
El apogeo de la celebración llega al quemar la efigie de Kistarianth el Rojo en las estribaciones del monte. Una versión dracoliche de Kistarianth se lleva luego a lo alto de las colinas y arde también. Estos actos simbolizan la derrota de Kistarianth, primero por el paladín Athar y, nuevamente, décadas más tarde, por su hijo, Piergeiron. La tradición dicta que los ganadores de las carreras que tienen lugar durante el Arado y Pastoreo adoptan el papel de cazadragones. El campeón de la carrera de cuadrigas representará a Athar y el vencedor de la de caballos hará el papel de Piergeiron.