A los demonios cangrejo, o glabrezus, les encanta destruir a los mortales tentándolos. De hecho, estos seres infraplanares se encuentran entre los pocos demonios que ofrecen sus servicios a las criaturas lo suficientemente incautas como para invocarlos.
Aunque los glabrezus son devastadores en combate, prefieren tentar a sus víctimas hasta arruinarlas, empleando como cebo la promesa de poder o riquezas. Usando la astucia, el engaño y promesas malvadas, los glabrezus atesoran fortunas que utilizan para engatusar a invocadores cortos de miras y mortales pusilánimes. No obstante, si fracasan en sus intentos de atraer o engañar, poseen la fuerza necesaria para luchar y salir victoriosos.
Los glabrezus fueron unos de los primeros demonios que aparecieron en el Abismo, una manifestación demoníaca de la envidia mortal. El blindaje semiorgánico bajo su carne es un indicio de que habían sido manipulados por los antiguos abisales conocidos como sibriexes.