La forja de un pacto entre un brujo y un patrón no es un suceso cualquiera; al menos, no para el brujo. Las consecuencias de incumplir ese pacto pueden ser terribles y, en algunos casos, letales. Un brujo que no respete un trato con un patrón malvado corre el riesgo de alzarse de la tumba como un brujo de la muerte, un muerto viviente repugnante impulsado a servir a su patrón sobrenatural.

Un nigromante poderoso también podría descubrir los tortuosos métodos para crear un brujo de la muerte y luego subyugarlo, convirtiéndose en su patrón.

Un ansia incontrolable de servir consume la mente de un brujo de la muerte recién despertado. Todos los objetivos y las ambiciones que tuviera en vida y que no agraden a su patrón desaparecen, ya que los deseos de su amo son el fin que lo guía. El brujo de la muerte se pone inmediatamente a trabajar al servicio de su patrón.

Sea cual sea el objetivo, siempre refleja los intereses de dicho patrón, que van desde preocupaciones nimias a asuntos de índole cósmica. Un brujo de la muerte bajo el yugo de un infraplanar podría tratar de destruir un templo específico dedicado a un dios del bien, mientras que uno que sirva a un primigenio podría buscar los materiales necesarios para invocar a una entidad horrenda. Para cumplir un objetivo complicado, un brujo de la muerte podría verse obligado a servir a otra criatura poderosa o a reunir sus propios sirvientes.

Aunque los brujos de la muerte existen para servir a sus patrones, conservan cierta libertad en lo que respecta a desarrollar tácticas y ejecutar planes. Los brujos de la muerte poderosos reclutan a criaturas menores para que los ayuden a llevar a cabo sus misiones y se convierten en las mentes maestras que organizan inmensas conspiraciones e intrigas, las cuales culminan en la realización de grandes actos de maldad.