La tercera capa de los Nueve Infiernos es una ciénaga hedionda. La lluvia ácida se precipita desde sus cielos ocres, espesas capas de suciedad cubren su putrefacta superficie y los pozos ocultos bajo el barro aguardan la oportunidad de devorar a viajeros descuidados. Ciudades ciclópeas de piedras intrincadamente ornamentadas se alzan desde el lodazal, destacando entre ellas la gran urbe de Minauros, de la que toma el nombre esta capa.

Los pegajosos muros de esta ciudad se yerguen cientos de pies hacia el cielo, protegiendo los inundados salones de Mammón. El archiduque de Minauros toma la forma de una serpiente colosal con el tronco y la cabeza de un humanoide sin pelo pero con cuernos. La codicia de Mammón es legendaria, ya que es uno de los pocos archidiablos que intercambia favores a cambio de oro en lugar de almas. Su guardia está repleta de los tesoros que portaban los que intentaron (y fallaron) cerrar un trato ventajoso con él.