Un ankheg se asemeja a un enorme insecto de múltiples patas. Sus largas antenas se retuercen en respuesta a cualquier movimiento a su alrededor, sus patas terminan en ganchos afilados que usa tanto para excavar como para sujetar a su presa, y sus poderosas mandíbulas pueden partir un árbol pequeño por la mitad.

El ankheg utiliza sus poderosas mandíbulas para cavar sinuosos túneles en las profundidades de la tierra. Cuando cazan, los ankhegs cavan hacia la superficie y esperan justo debajo de ella hasta que sus antenas detectan movimiento encima de ellos. En ese momento, emergen de la tierra y atrapan a sus presas con sus mandíbulas, triturándolas y moliéndolas mientras segregan enzimas digestivas ácidas. Estas enzimas ayudan a disolver a la víctima, facilitando su deglución, pero también pueden ser escupidas en forma de ácido para acabar con sus enemigos.

Aunque los ankhegs obtienen parte de sus nutrientes del suelo que excavan, necesitan complementar su dieta con carne fresca. Los pastizales repletos de ganado y los bosques con abundancia de presas son los principales terrenos de caza de los ankhegs. Por esta razón, son considerados la perdición de granjeros y guardabosques en todo el mundo.