Durante los sucesos de las Ruinas de las Moiras, Cadencia no fue visto por el destino, su paradero, su estado, su destino, son sin duda, inciertos.
Criado en un templo situado entre las montañas de la Cordillera del Fin del Mundo, Cadencia vivió una vida austera y firme, siempre guiado por las enseñanzas de sus maestros y compañeros, siempre recto, serio y apagado, era un discípulo ideal, aunque siempre falto de pasión.
Un día, una joven mujer lobo llegó al templo herida, los monjes la curaron y dieron cobijo. Cómo los demás jóvenes, Cadencia estaba curioso por su presencia, pero a diferencia de los demás, el llegó un poco más lejos, cortejando a la joven cómo si fuese algo natural para él, incumpliendo el voto de castidad y siendo expulsado del templo.
En busca de redención, viajo mucho tiempo por los Reinos Humanos, hasta que un día conoció a una joven, tan salvaje cómo la primera mujer con la que estuvo, y su vida dio un gran giro. Juntos entrarían a formar parte de la Orden de los Fab'Huritus después de decidirlo con una pelea.