Cuestión de tiempo


Vondal
y Atena Stoneforge, recién llegados al plano material, se encontraban en la entrada imponente del Colegio de Hechiceria de Agnaste. El viento soplaba suavemente, susurrando promesas de misterios y peligros por descubrir. Justo en ese momento, Bree, la ágil ladrona, y Norton, el bardo de espíritu libre, aparecieron en el mismo lugar. Dmitri, el astuto ladrón vistani, les dio la bienvenida con una voz cargada de entusiasmo y, casi al instante, cayó desmayado al suelo.


En medio de la confusión y preocupación, divisaron a lo lejos a un hombre que se acercaba rápidamente hacia ellos. Al llegar junto al grupo, el hombre, con gestos urgentes, les indicó que lo siguieran, mientras otros dos individuos aparecían portando una camilla para llevarse a Dmitri. Con cuidado, levantaron al vistani inconsciente y lo condujeron hacia el interior del Colegio, mientras el resto del grupo comenzaba a cruzar un antiguo puente de piedra.

A medida que se acercaban a la entrada principal, divisaron a un guardia de imponente estatura, aproximadamente dos metros, quien, tras una señal del escolta, abrió paso para que el grupo ingresara. El interior del Colegio les dio la bienvenida con una mezcla de misterio y nostalgia. Allí, los esperaba Vortigem Shadowthron, un anciano mago cuyo semblante denotaba sabiduría y experiencia. El mago se presentó como el encargado de cuidar a Cyrus Sunbringer durante todos esos años.

Sin perder tiempo, Vondal inquirió acerca del paradero de Cyrus. El mago les pidió que lo acompañaran y los guió a través de los pasillos del Colegio, mientras Vondal notaba el deterioro evidente de la estructura. Recordando lo que Gareth le había contado sobre la batalla que se gesto en el Colegio, Vondal pregunto al mago como venían con la reconstruccion del mismo. Este le indico que los primeros años fueron duros, y en ese momento el clérigo lo detuvo y le pregunto de que estaba hablando, si ellos se habían ido hacia poco mas de tres meses. Vortigem, sorprendido le respondió "¿Meses? Ustedes se fueron hace 5 años".

Buenas y malas noticias


El grupo se sumió en unos minutos de asombro y perplejidad al intentar asimilar la información que Vortigem les había revelado. Para ellos, apenas habían pasado tres meses, pero en el plano material habían transcurrido cinco años. Durante ese tiempo, los siniestros planes del
Culto del Dragón, los Cassalanter y los seguidores de Tharizdun habían seguido avanzando sin cesar. Además, desconocían por completo los eventos ocurridos en la guerra entre el Reino de Valiria y el Reino de RuihanPero mas tarde habría tiempo de ponerse al día porque había alguien que estuvo cinco años esperando por una cura.


Vortigem advirtió que solo uno de ellos debía ingresar a la habitación, pues podría ser peligroso. Vondal, con determinación, se adentró en la estancia y, al instante, sintió cómo la puerta se cerraba a sus espaldas, asegurada con un cerrojo. El recinto resultaba pequeño pero provisto de todas las necesidades básicas. El enano notó que la ventana estaba tapada para evitar la entrada de la luz solar, además de presentar varios arañazos en las paredes. Cyrus yacía en la cama, en un estado de letargo, su cuerpo demacrado, delgado, y su barba y cabello largos y descuidados. Vondal se acercó lentamente y despertó al semielfo, quien, atónito, creyó inicialmente que todo formaba parte de un sueño. Durante un instante, mantuvo una mirada incrédula, pero pronto se dio cuenta de que era Vondal quien se encontraba frente a él, aunque había perdido toda esperanza de que siguiera con vida desde hacía mucho tiempo.

El clérigo informó al semielfo que tenía buenas y malas noticias, y en ese preciso momento, Cyrus confirmó las sospechas que había albergado desde que Vondal entró a la habitación. Con un tono frío y dolorido, el semielfo dijo: "Voy a asumir cuáles son las malas noticias, ya que has entrado tú y no él". Vondal expresó sus condolencias, mientras sacaba un fragmento de ámbar de su mochila. "Tu padre se sacrificó para obtener esto", le reveló solemnemente. "¿Qué es eso?", preguntó el semielfo con curiosidad. "Es la cura", respondió Vondal. 

Nuevo comienzo


"¿Y cómo funciona?" preguntó Cyrus, visiblemente incrédulo. Vondal, ligeramente decepcionado, respondió: "Pensé que querías saber más acerca de tu padre primero". Impaciente, Cyrus expresó su frustración: "He estado encerrado en esta habitación durante cinco años, creyendo que pasaría el resto de mi vida entre estas paredes".

"Bien, ya habrá tiempo para eso", dijo Vondal, comprendiendo la urgencia del momento. "Una vez que lo inyecte, estarás libre del vampirismo. Dame tu mano". Cyrus extendió su brazo y Vondal lo tomó con determinación, preparado para administrar la cura. Sin embargo, el enano mostraba cierta vacilación mientras observaba el brazo de Cyrus, evidenciando un temor a que algo pudiera salir mal. "Vondal", pronunció Cyrus con incredulidad, instándolo a seguir adelante.

Con un grito de determinación, Vondal inyectó el ámbar en las venas de Cyrus. En un instante, el semielfo comenzó a convulsionar violentamente, mientras el ámbar se fusionaba con su cuerpo, penetrando en su brazo. Los desgarradores gritos alertaron al resto del grupo, quienes abrieron la puerta y se encontraron con el enano mirando atónito el cuerpo inerte del joven. Rápidamente, Vondal comenzó a sacudirlo con desesperación, a punto de darse por vencido. Sin embargo, justo en ese momento, Cyrus abrió los ojos y se incorporó, gritando que había funcionado.

Una vez que Vondal aseguró que el semielfo se encontraba en buen estado, decidió presentarle a Bree y Norton para discutir cuáles serían los próximos pasos a seguir. El clérigo entregó a Cyrus las pertenencias que Gareth había dejado antes de partir: el anillo de Pelor, la vengadora divina, el escudo y su diario, que contenía una carta escrita antes de su fallecimiento. Cyrus hojeó el diario brevemente y se dio cuenta de que debían comunicarle la noticia a su madre y hermana.

Vondal, interesado en las perspectivas futuras del semielfo ahora que estaba curado, le preguntó qué planeaba hacer. Cyrus recordó la última vez que vio a Gareth y cómo el paladín le había prometido que encontraría la cura, y una vez sanado, lucharían juntos, hombro a hombro. "Si bien ya no podemos luchar codo a codo..." comenzó a decir Cyrus, pero fue interrumpido por Norton, quien afirmó: "Eso podría solucionarse de alguna manera". El semielfo lo miró con desconcierto, y Norton procedió a contarle que su padre había sido el Campeón de Paladin, y antes de morir, había solicitado que el título fuera otorgado a su hijo. Aunque Cyrus se sintió halagado, indicó que no se consideraba preparado para asumir esa responsabilidad, al menos por el momento, por lo que Atena seguiría siendo la campeona.

Viejos conocidos


Vortigem interrumpió la conversación para disculparse y les informó que había gente esperándolos. Los guió hasta el comedor principal. 
Daemon fue el primero en recibir a Cyrus y al grupo, y su rostro se iluminó al ver que el semielfo estaba curado. Sin embargo, su expresión cambió drásticamente cuando se percató de la ausencia de alguien. "Vondal, ¿dónde está Gareth?" preguntó el antiguo mentor con preocupación. Vondal bajó la cabeza, incapaz de mirar a los ojos a Daemon, mientras Cyrus le hizo una señal al mentor para indicarle lo ocurrido. Un silencio pesado se instaló en el ambiente, y Daemon se disculpó antes de servirse una copa de alcohol y realizar un brindis en silencio.


En ese momento,
Elaine irrumpió en el comedor corriendo. Abrazó a su hermano con fuerza y saludó al resto del grupo, pero pronto hizo la misma pregunta que Daemon. Con incredulidad, escudriñó las miradas de los presentes, quienes evitaban su mirada. Cyrus simplemente asintió con la cabeza antes de que su hermana saliera de la habitación entre lágrimas desconsoladas. Alba, agradecida con Vondal y el grupo por lo que habían hecho por Gareth y Cyrus, les dirigió unas palabras de gratitud antes de seguir a su hija para consolarla. 

El grupo quedo en silenció cuando de pronto Vondal sintió una mano posarse en su hombro y una voz familiar que resonó en sus oídos: "No esperabas verme aquí". Al girarse, le llevó unos segundos reconocer al viejo guerrero con quien había luchado codo a codo apenas unos meses atrás. "¡Mark!" exclamó Vondal emocionado y se abalanzó sobre él en un cálido abrazo. "Creíamos que te habíamos perdido para siempre". 

Mark les contó que había estado bajo la influencia del Culto del Dragón durante más de dos años, hasta que Petros y Daemon lograron reunir un escuadrón para rescatarlo. Con la ayuda del Colegio, lograron romper el control mental ejercido por el culto. El guerrero les relató que había pasado un tiempo recuperándose y entrenando después de haber estado prácticamente inactivo, cumpliendo órdenes durante todo ese tiempo. Su tono se volvió más sombrío. "Quizás esto no lo sepan, pero estaba enamorado de Arannis, así que decidí hacer lo imposible para encontrarla. Después de seguir su rastro, descubrí que su último paradero indicaba que se encontraba en las afueras de Waterdeep. Hace unos seis meses, finalmente la encontré... sin vida". 

El guerrero detuvo su relato por un momento, conteniendo la emoción en su voz. Luego, dirigió su mirada hacia Vondal y sentenció: "Creo que fue Fen". El enano quedó en silencio, y con cautela, preguntó si estaba seguro de esa afirmación. Mark le confirmó que el bardo había restaurado el templo, forjado una alianza con la familia Cassalanter y ahora se dedicaba a reconstruir la Iglesia de Pelor desde la capital de Valiria. Una Valiria que estaba en crecimiento constante desde que el grupo se adentró en Barovia. Mark les comento sobre la muerte del rey Altius Gunnard y como este hecho comenzó una reacción en cadena que detonó una guerra. 

La tirania de Heinz


La opresiva ciudad de Heinz se encontraba bajo el dominio del tirano
Ivanovich Targaryen, cuyo afán de poder no conocía límites. La muerte del rey fue vista por él como una oportunidad para expandir su territorio y aumentar su influencia. En secreto, convocó a diplomáticos de los reinos vecinos de Valiria y Ruihan, y en una reunión que tuvo lugar en las sombras, decidió sellar un pacto con la familia Cassalanter.

El trato acordado entre el tirano y los Cassalanter fue uno de los mayores secretos de la ciudad. Ivanovich les entregó uno de los dos dragones que mantenía ocultos, otorgándoles un poder sin precedentes. Con el dragón a su disposición, los Cassalanter no tardaron en asegurarse el control absoluto del Reino de Valiria. Desmantelaron el consejo y se convirtieron en los gobernantes supremos, ejerciendo su autoridad de manera despiadada sobre la población.

Aprovechando la posesión del dragón, los nuevos mandatarios de Valiria dirigieron su furia hacia la nación de Ruihan, que se encontraba debilitada y vulnerable. En un ataque sorpresivo, utilizaron al dragón para someter a Ruihan y arrebatarle una parte de su territorio. Sin embargo, el Erin Ackersmith enviado a Heinz por parte de Ruihan logró forjar una alianza con Daggerfall, una ciudad vecina, y juntos se enfrentaron a las murallas defendidas por el dragón de Ivanovich.

Las fuerzas de Daggerfall, valientes y decididas, lograron abrirse paso hasta el castillo, acorralando al tirano. En ese momento crucial, Sir Bisman Stercy, mano derecha de Ivanovich, dio el golpe final que acabó con la vida del tirano. Al instante, Stercy se autoproclamó como el nuevo gobernante de Heinz, coronándose como líder supremo. A su lado, Gredar Wizardcrasher, su leal aliado, asumió el papel de mano derecha del nuevo régimen. Sin embargo, a pesar de la caída del tirano, los estragos ya habían sido causados. El poderío de los Cassalanter se había fortalecido en estos años de caos y ambición desmedida. En algún momento durante este tiempo turbio, lograron obtener el segundo dragón, consolidando así su dominio sobre la región. Mientras tanto, Renatus Stercy, un líder respetado y querido, ha desaparecido sin dejar rastro desde hace dos años. 

De cultos y dioses


Mark compartió información crucial sobre el Culto del Dragón. Parece ser que en los últimos años, los seguidores del culto han logrado adquirir cuatro de las cinco máscaras necesarias para realizar un ritual que despertaría a Tiamat, la reina de los dragones. Es un hecho preocupante, ya que están más cerca que nunca de lograr su siniestro objetivo.


Sin embargo, la situación se complica aún más. Los seguidores de Tharizdun, el dios encadenado, han obtenido uno de los tres libros necesarios para acelerar su regreso. Los otros dos libros se encuentran perdidos, aunque uno de ellos permanece oculto en lo más profundo del subconsciente de Vilaris. En ese momento, Bree, con determinación en sus ojos, reveló un libro con una portada completamente negra que había guardado en su mochila. Aunque inicialmente dudó, Vondal le hizo una señal indicando que podían confiar en Mark, y Bree finalmente entregó el libro. El guerrero lo examinó con asombro, reconociendo que era uno de los tres libros necesarios para llevar a cabo el ritual.

El grupo reveló que habían encontrado ese libro en la biblioteca del señor vampiro Strahd, y cuando su fallecido compañero Sinno lo había leído, se dieron cuenta de que contenía un poder inmenso y maligno. Preocupados por la seguridad del libro, el grupo le preguntó a Mark cuál sería el mejor lugar para resguardarlo. El guerrero indicó que estaban precisamente en ese lugar: el Colegio. Dicha institución se especializaba en la custodia y protección de todo tipo de objetos mágicos, convirtiéndolo en un refugio adecuado para salvaguardar el libro y evitar que caiga en manos equivocadas.

Entretiempo


Tras una animada conversación y una comida reconfortante, Vortigem se acercó al grupo con una mirada llena de atención y esperanza. Sus palabras resonaron en los oídos de Cyrus, anunciando un tratamiento especial que se había preparado para su pronta recuperación. El clérigo mencionó que tomaría al menos una semana, el tiempo necesario para que Petros, quien se encontraba en camino, se uniera al grupo después de enterarse de la buena nueva.


Despidiéndose afectuosamente de Cyrus y deseándole una pronta mejoría, los demás compañeros decidieron aprovechar el tiempo que tenían antes de la llegada de Petros. Con curiosidad palpable, se embarcaron en una exploración del majestuoso Colegio de Agnaste, el lugar que los acogería durante los próximos días.

El colegio emanaba una atmósfera mística, con altos pasillos que parecían susurrar secretos ancestrales. Los murales en las paredes narraban leyendas olvidadas y retrataban héroes de tiempos pasados. Cada sala era un mundo por descubrir, con estanterías repletas de pergaminos y libros antiguos que prometían conocimientos arcanos.

Bree se deleitó examinando los tomos de historia, sumergiéndose en las crónicas de antiguos reinos y leyendas perdidas. Norton, con su aguda visión, se detuvo frente a una vitrina que exhibía objetos mágicos resplandecientes, incapaz de resistirse a la tentación de observarlos detenidamente. Vondal, siempre conectado con la divinidad, se detuvo en la capilla del colegio, donde ofreció sus oraciones en busca de guía y protección.

Cuentas pendientes

Pasaron unas semanas desde aquel encuentro. Vondal se despertó sobresaltado por el estruendo de los carruajes que llegaban al lugar. Con prisa, se vistió rápidamente, ansioso por descubrir el motivo de tanta agitación. Mientras salía de su habitación, una figura inesperada bloqueó su camino, recibiendo al enano con un grito de alegría y exaltación.

"¡Vondal!" exclamó Dmitri, con los brazos extendidos en un gesto efusivo. Vondal esbozó una sonrisa forzada y se quedó quieto mientras recibía el abrazo del vistani. Dmitri, con una sonrisa pícara, le contó sobre una experiencia en una especie de salón de belleza, lleno de comodidades y lujos que jamás había experimentado. Además, hizo una exhibición de los objetos que había "tomado prestados" durante su visita, mostrando orbes giratorios y objetos extraños que desafiaban la lógica.

Vondal, consciente de su apremio, intentó interrumpir las palabras entusiastas de Dmitri, pero el vistani no parecía dispuesto a dejarlo ir tan fácilmente. Insistió en saber cuándo estaría disponible la cura que buscaban, deseando desesperadamente liberarse de su maldición. Vondal guardó silencio por un momento, pensando cuidadosamente en cómo explicar la situación.

Finalmente, Vondal le explicó a Dmitri que no tenían la intención de vender la cura a nadie. Sin embargo, aseguró que le pagaría lo que le debía por los servicios prestados hasta el momento. Aunque Dmitri parecía insatisfecho con esa respuesta, le indico al clérigo que confiaba plenamente en él y que resolverían cualquier deuda pendiente después de su reunión. Con esas palabras, intentó poner fin a la conversación y seguir su camino, sabiendo que tenía asuntos urgentes por atender.

Panorama


Vondal atravesó las puertas del comedor principal y se encontró con una escena que lo dejó perplejo. Allí estaban Atena, Bree, Norton y un Cyrus irreconocible, transformado completamente desde su aspecto descuidado y demacrado de unos días atrás. Antes de que pudiera asimilar completamente el cambio, las puertas del comedor se abrieron de par en par, revelando a Petros, seguido por una comitiva de guardias. El antiguo líder de la Alianza de los Lores saludó al grupo, expresando sus condolencias por la pérdida de Gareth, y se sentó a la mesa. Conscientes de que la reunión era clasificada, los demás comensales que se encontraban cerca se retiraron, dejándolos a solas.


Petros les informó que ya estaba al tanto de su progreso reciente. Sin embargo, tenía una actualización crucial sobre la última máscara. Hace semanas, habían escuchado rumores de que la máscara estaba en posesión de un
drow cuyo paradero se desconocía. La Alianza había reunido un escuadrón para recuperarla. "Como verán, pudimos localizar al individuo en cuestión", señaló Petros, señalando hacia una mesa cercana donde el drow comía solo, su rostro marcado por cicatrices y heridas visibles. "Pero alguien se nos adelantó", continuó Petros, enfatizando que habían salvado al drow por poco, pero la máscara ahora estaba en manos del Culto. Con el despertar de Tiamat siendo inminente, Petros se acercó a Vondal y le hizo una propuesta que implicaba no solo separarse del grupo, sino también de su esposa Atena. El comandante ofreció a Vondal unirse a la resistencia para detener al Culto del Dragón y le indicó que si aceptaba, partirían al día siguiente. Luego, se dirigió al resto del grupo y les ofreció un panorama de los posibles próximos pasos: liberar los túneles para viajar rápidamente, buscar a Fen, brindar ayuda en Ruihan o llevar a cabo un ataque sorpresa contra los Cassalanter.

Vondal se vio sumido en un profundo dilema. La lucha contra el Culto del Dragón se había vuelto aún más peligrosa y urgente, y Petros le brindaba la oportunidad de desempeñar un papel crucial en la resistencia. Sin embargo, esto significaba alejarse de su esposa, Atena, en un momento en que su apoyo y compañía eran más importantes que nunca. La decisión pesaba sobre él, y sabía que debía sopesar cuidadosamente las consecuencias antes de tomar una determinación.

Despedida

Después de meditar y discutirlo detenidamente con Atena, Vondal tomó la decisión de unirse a Petros para detener al culto. El clérigo comunicó su determinación a Petros, y acordaron reunirse nuevamente con el grupo para que Vondal anunciara públicamente su partida. El resto del grupo se entristeció por la noticia, pero entendieron que era lo mejor para enfrentar la amenaza del culto. Preguntaron a Petros si conocía a algún clérigo o paladín de confianza que pudiera ayudarlos en su misión de liberar los túneles, ya que habían decidido que ese sería su próximo objetivo.

Atena aprovechó el momento para tomar la palabra y expresó su determinación de quedarse en el Colegio hasta que los gemelos nacieran. Con un gesto solemne, entregó la Vengadora Divina a Cyrus y lo nombró el nuevo Campeón de los Paladin, tal como Gareth había deseado. 

Al despertar al día siguiente, golpes en la puerta sacuden a Vondal de su sueño profundo. Al abrir, se encuentra con un hombre vestido con una túnica negra que se presenta como el
Padre Adellard, el clérigo a quien Petros había llamado. Vondal lo lleva frente al resto del grupo, donde se da inicio a los saludos y despedidas. Mientras Vondal se despide de cada uno de sus compañeros, una pregunta le viene a la mente: ¿viajarán solos él y Petros en esta misión?

En ese momento, Petros señala hacia una mesa apartada, donde se encuentra un grupo peculiar. Entre ellos destaca un oso enorme vestido con una imponente armadura, quien está tratando de quitarse de encima a un gnomo que ágilmente salta sobre su cabeza. Además, un mediano y un elfo se enzarzan en una discusión acalorada acerca de la comida en el Colegio. "Tenemos un grupo bastante peculiar", señala Petros con una sonrisa.

A este grupo se une Daemon, un marinero experimentado que conoce los mares como la palma de su mano. Todos se reúnen en los muelles, esperando presenciar la partida de Vondal. El oso y el gnomo, sentado en los hombros del oso, agitan sus brazos en un gesto de despedida, mientras el resto del grupo despide a Vondal con gestos de apoyo y aliento.

Preparación


Tras la partida de Vondal, el grupo se reúne en busca de una posibilidad para conseguir armas y provisiones. Dirigiéndose a Vortigem, el mago del grupo, le plantean su inquietud. Vortigem sonríe con complicidad y les guía hacia una aparente pared ordinaria. Con un movimiento de su mano, el muro se desplaza, revelando un pasadizo secreto que los conduce a una habitación misteriosa.

Al entrar en la sala, los aventureros quedan asombrados ante la visión que se despliega ante ellos. La habitación está repleta de estanterías llenas de libros antiguos, armas relucientes, armaduras adornadas y objetos enigmáticos que parecen vibrar con una energía desconocida. Cada rincón exuda una aura de misterio y poder.

Con cautela, exploran la habitación, maravillándose ante la variedad de tesoros que encuentran. Sin embargo, antes de que Norton, el bardo, pueda siquiera tocar uno de los objetos, una voz autoritaria detiene sus movimientos. Sorprendidos, todos giran la mirada hacia un rincón oscuro de la sala.

De entre las sombras emerge un gnomo anciano, cuya barba blanca y larga le llega casi hasta el suelo. Sus ojos chispeantes revelan una sabiduría milenaria y una mirada penetrante. Con voz ronca pero llena de autoridad, el gnomo les pregunta qué es lo que están buscando en su santuario secreto.

Con respeto y emoción, el grupo explica sus necesidades al gnomo, quien asiente con solemnidad. Sin mediar palabra, el anciano comienza a moverse con agilidad entre las estanterías, extrayendo uno a uno diferentes objetos y armas mágicas. Cada pieza que muestra es única y encierra un poder insondable.

La oferta


El gnomo anciano de repente le consulta a Bree sobre la cura del vampirismo que posee, la mediana sorprendida ya que procuró ocultar la cura de ojos curiosos le indica que no esta a la venta. Los ojos del gnomo brillan con una mezcla de curiosidad y avaricia mientras considera el valor de ese objeto tan preciado. Con una sonrisa astuta el gnomo le hace una oferta tentadora.


"Ofrezco 10,000 piezas de oro por esa cura", propone el gnomo, su voz cargada de emoción. 
"No puedo aceptar tu oferta", declara Cyrus con firmeza. "Esta cura representa el sacrificio de mi padre, y su vida no tiene precio. Vale mucho más que diez mil monedas".

El gnomo se toma un momento para considerar las palabras del joven. Luego, con una chispa de ingenio en sus ojos, propone una alternativa. "Podría utilizar ese fragmento para forjar una espada excepcional. Si estás dispuesto a venderlo, te ofreceré 8,000 piezas de oro por el arma que se forme, sin importar su naturaleza".

Cyrus reflexiona sobre la propuesta, sabiendo que un arma de tal calibre podría ser una valiosa herramienta en su lucha contra el mal. Aunque inicialmente se muestra renuente a desprenderse de la cura, finalmente asiente con determinación.

"Está bien", responde Cyrus con una condición adicional. "Si forjas la espada, también quiero una daga de igual calidad".

El gnomo, encantado por el desafío y la perspicacia, asiente con una sonrisa. "Hecho. Aceptaré tu petición y te entregaré una espada y una daga dignas de ese objeto. Confiaré en que estas armas serán honradas y utilizadas en la búsqueda de la justicia".

Con el trato acordado, los ojos del gnomo brillan con anticipación mientras se sumerge en su taller mágico para comenzar la laboriosa tarea de forjar las armas solicitadas. El grupo, agradecido por la oportunidad y la habilidad del anciano gnomo, aguarda con expectación el resultado de su trabajo.

La entrega


Tras un arduo trabajo en el taller del gnomo, el grupo regresa a la tienda para recoger las armas forjadas con el fragmento de la cura de Gareth. Las armas, imbuidas con el poder del sacrificio del valiente paladín, emanan una energía radiante y prometedora. Cyrus, Bree, Norton y Adellard se acercan con anticipación mientras el gnomo presenta las creaciones.

Con un gesto reverente, el gnomo sostiene la espada en alto, bañada en un resplandor dorado. Su filo refleja la luz de manera impecable, y el peso del arma se siente reconfortante en las manos de Cyrus. El gnomo revela que la espada contiene habilidades divinas dignas de un paladín, y que Cyrus podrá utilizar las habilidades básicas de la espada gracias a su conexión con el sacrificio de Gareth.

Sin embargo, el gnomo advierte al grupo que para desatar el máximo potencial de estas armas, deberán ser empuñadas por seres con un corazón puro. La verdadera grandeza de estas armas solo se revelará en manos virtuosas y justas.

Mientras Cyrus admira su nueva espada, Norton, el bardo, recibe su ansiado laúd mágico. El gnomo ha trabajado diligentemente para infundir el instrumento con un encanto místico que amplificará el poder de la música del bardo. Norton sonríe ampliamente mientras toma el laúd en sus manos, sintiendo una conexión especial con su melodioso compañero.

Tras entregar las armas a Cyrus, el gnomo se dirige hacia Bree con una sonrisa amistosa. Con delicadeza, le presenta una daga finamente elaborada, cuya hoja resplandece con destellos plateados. El gnomo explica que esta daga, también impregnada con el poder del sacrificio de Gareth, está destinada a la valiente guerrera. Le asegura a Bree que esta arma será una extensión de su voluntad y le brindará habilidades únicas para enfrentar cualquier desafío que se interponga en su camino.

Además de las armas, el gnomo recuerda la túnica que Sinno solía llevar consigo antes de su trágica partida. Conmovido por la historia del grupo y en honor a la memoria de Sinno, el gnomo se ofrece a modificar la túnica para que encaje perfectamente en Norton.

Con las energías renovadas y sus nuevos equipamientos en posesión, el grupo se siente fortalecido y listo para enfrentar el desafío de recuperar los túneles del Colegio Agnaste. Sus armas mágicas, imbuidas con el poder divino y el espíritu de Gareth, les brindarán una ventaja en la lucha contra las fuerzas malignas que acechan en las profundidades.

Con paso firme y corazones decididos, el grupo se adentra en los túneles, conscientes de que su unión, valentía y el poder de sus nuevas armas serán fundamentales para enfrentar los peligros que les esperan. La esperanza brilla en sus ojos, sabiendo que están preparados para desafiar la oscuridad y restaurar la gloria del Colegio Agnaste una vez más.