Desayuno y festividades
El grupo se encontraba reunido en el comedor, compartiendo una comida antes de embarcarse en la peligrosa tarea de limpiar los túneles del Colegio de Hechiceria de Agnaste. Sin embargo, faltaba una presencia importante en la mesa. Bree, exhausta por los efectos de haber cambiado de plano por tercera vez, se encontraba internada en observación, recuperándose de las secuelas de su travesía interdimensional. El Padre Adellard, en un intento de aliviar la tensión del momento, mencionó que se acercaba el "Dia de los Fundadores", una festividad organizada por la influyente familia Cassalanter para alimentar a las personas desfavorecidas de las calles.
Cyrus, sin embargo, no pudo contener su escepticismo y cuestionó la verdadera naturaleza de esa festividad, basándose en lo que había descubierto en el diario de su difunto padre. Afirmó que la festividad era una farsa utilizada para enmascarar un acto siniestro: el asesinato de los pobres que eran utilizados como parte del festín. El guerrero argumentó que después de la festividad, las calles parecían estar desprovistas de personas en situación de pobreza, lo cual le resultaba sospechoso.
El padre Adellard, en su carácter de clérigo y hombre de fe, defendió la creencia de que la festividad realmente cumplía un propósito noble y que funcionaba gracias a la generosidad y la caridad de la familia Cassalanter. Insistió en que era difícil imaginar que una celebración destinada a ayudar a los necesitados pudiera ocultar tales atrocidades.
Familia y responsabilidades
Mientras la tensión se incrementaba en la discusión, un inesperado visitante interrumpe el acalorado debate. Uno de los respetados archimagos del Colegio se presenta ante el grupo, llamándolos a seguirlo. Con curiosidad y expectativa, el equipo se encamina hacia la majestuosa entrada de Yggdrasil, el árbol ancestral que conectaba los reinos mágicos. En ese preciso momento, el camino del grupo se cruza con Alba y Elaine, quienes reprochan a Cyrus su decisión de partir a la batalla. El joven guerrero defiende su determinación, recordándoles que ya habían conversado sobre el asunto, pero Alba insiste en que está recién recuperado y carece del entrenamiento necesario. En un gesto inesperado, Norton toma partido por Cyrus, aunque Alba lo mira con extrañeza al no conocerlo. A pesar de la breve confrontación, Cyrus logra persuadir a su madre de que está plenamente recuperado, y Elaine entrega al joven un collar que su padre le había regalado al nacer, simbolizando protección y apoyo. En un emotivo abrazo, Cyrus les promete a ambas que se cuidará y se mantendrá a salvo. Una vez que las chicas se alejan, el archimago les hace una señal para que lo sigan, despertando la curiosidad y la determinación del grupo
El archimago, con elegantes gestos, abrió un portal azulado que parecía vibrar con energía mágica. Antes de permitir que el grupo ingresara, les dio instrucciones precisas. Les indicó que debían seguir las ramas que encontrarían en su camino, que escucharían susurros y voces que los guiarían, y les advirtió con firmeza que tuvieran extremo cuidado y que no se desviaran ni se cayeran de las ramas bajo ninguna circunstancia. Además, les advirtió que, aunque regresaran al punto de entrada, la salida podría no estar allí. Con sus corazones llenos de determinación y preparados con su equipamiento, el grupo se dispuso a ingresar uno a uno en el portal que los llevaría a Yggdrasil.
Yggdrasil
Mientras avanzaban a través de las ramas de Yggdrasil, los intrépidos compañeros escucharon siniestros sonidos que resonaban por el aire. De pronto, tres hordas de esqueletos con armaduras emergieron de los flancos, acercándose cada vez más. El valiente Padre Adellard, confiado en su habilidad mágica, extendió las manos esperando conjurar un poderoso hechizo, pero se vio frustrado al descubrir que la magia no tenía efecto en Yggdrasil. Con creciente desesperación, el padre se dio cuenta de que debía huir y comenzó a correr en sentido opuesto. Mientras tanto, Cyrus, Norton y Mark se enfrentaron a los interminables esqueletos, luchando sin descanso para contener su avance. Pero su número parecía no reducirse.
Adellard, corriendo mientras miraba hacia atrás para advertir a sus compañeros que escaparan, se vio repentinamente detenido por una fuerza impactante. Al volverse, se encontró cara a cara con un minotauro no-muerto, cuyos ojos destilaban un odio implacable. Antes de que el padre pudiera reaccionar, el minotauro le asestó un golpe que lo lanzó por los aires, precipitándose hacia el vacío de Yggdrasil. Mientras tanto, el resto del grupo buscaba desesperadamente una salida, luchando valientemente contra los esqueletos que los rodeaban. En ese momento, dos rugidos ensordecedores resonaron desde lo alto: dos poderosos wyverns se cernían sobre las alturas de Yggdrasil.
Atrapados y sin escapatoria aparente, Mark les gritó a sus compañeros que debían saltar al vacío. Cyrus y Norton se resistieron, recordando la estricta prohibición de hacerlo, pero ante la insistencia de Mark y sin alternativa a la vista, los tres se arrojaron al abismo. Cyrus y Norton observaron impotentes cómo Mark desaparecía en la niebla, cuando de repente, la temible boca de uno de los wyverns se materializó entre la bruma, acercándose velozmente hacia ellos. Norton cerró los ojos, sintió el estruendo de la mandíbula del wyvern cerrándose y luego, todo se sumió en el silencio y la oscuridad.
Ubicacion desconocida
Norton, con las manos aún sintiendo la textura del pasto, se levantó con dificultad en medio de la oscuridad que los envolvía. Poco a poco, pudo distinguir a Adellard, Cyrus y Mark, quienes también se reincorporaban. Se encontraban en un bosque sumido en una negrura profunda. Intentaron orientarse mirando las estrellas, pero no había ninguna a la vista. En su lugar, dos cuerpos celestes circulares colgaban en el cielo, sin emitir ninguna luz. Decidieron dirigirse hacia allí, en busca de alguna pista que los guiara.
Después de un rato, escucharon ruidos a lo lejos. Se escondieron entre los arbustos y observaron cómo se acercaba un pelotón de alrededor de doce figuras. Todos llevaban armaduras y portaban un estandarte con el emblema de un águila en rojo y dorado. Adellard les indicó que aunque no reconocía el emblema, estaba casi seguro de que los colores pertenecían al Reino de Heinz. Cyrus salió detrás de los arbustos, agitando los brazos, y Norton lo siguió de cerca. Sin embargo, en lugar de recibir una respuesta esperada, uno de los soldados comenzó a gritar: "¡No son humanos, atrápenlos!". A pesar de sus intentos de persuasión, se vieron obligados a huir rápidamente.
Una vez que se aseguraron de haber escapado de sus perseguidores, se detuvieron para recuperar el aliento. Fue entonces cuando avistaron una figura imponente a lo lejos: un castillo. Detrás de él, se extendía la ciudad de Waterdeep, en ruinas y completamente devastada. Mark la reconoció al instante.
Escombros del pasado
Decidieron adentrarse en la desolada ciudad, en busca de respuestas que aliviaran la maraña de preguntas en sus mentes. Caminaron entre las ruinas, sintiendo la tristeza que emanaba de cada piedra desplomada y cada calle desierta. Tras varios minutos de exploración, Adellard le pidió a Mark, el único que conocía la ciudad, que los guiara hacia una taberna donde podrían encontrar a alguien. Llegaron a lo que una vez fue El Portal Bostezante, la taberna más famosa de Waterdeep, pero ahora solo quedaba un enorme cráter cercado por tablones de madera. Cyrus recordó que cerca de una colina se encontraba el Templo de Pelor, y el grupo se encaminó hacia allí, con la esperanza de hallar algo más.
El rugido ensordecedor resonó en el aire, haciendo temblar el suelo bajo los pies del grupo. La imponente figura del dragón de cinco cabezas se posó majestuosamente en la Muralla Negra, como un símbolo de poder indomable. Sin perder un segundo, el grupo se apresuró en su camino hacia el templo, guiados por la determinación y la necesidad de encontrar una solución a tan catastrófica situación. Mientras avanzaban a toda prisa, Cyrus accidentalmente pisó un panfleto que yacía en el suelo. Con curiosidad, lo levantó y leyó las palabras impresas en él. El mensaje era escalofriante y despiadado: "Recompensa por razas inferiores: 10000 piezos. Cualquier raza no registrada será considerada traición al reino, con la consecuente decapitación". El contenido del panfleto revelaba la brutalidad y la discriminación que imperaban en aquel mundo asolado por el caos. Era un recordatorio doloroso de las injusticias y los prejuicios que prevalecían, alimentados por la maquinaria del poder.
El Templo
Hacía más de diez años desde la última vez que Gareth llevó a Cyrus al Templo de Pelor cuando era solo un niño. Ahora, al verlo, notó que ya no era el lugar que recordaba. Gran parte del templo estaba en ruinas y solo quedaba una estructura central, aparentemente adaptada para algún otro propósito. La oscuridad era plena pero una luz roja que se encontraba a ambos lados del templo comenzo a brillar con mas intensidad cuando el grupo comenzó a acercarse. Antes de poder alcanzar la entrada, se encontraron con un enorme autómata constructo que, al verlos, comenzó a correr hacia ellos y a dar la voz de alerta: "INTRUSOS. INTRUSOS. INTRUSOS".
Cyrus avanzó con las manos en alto, tratando de tranquilizar al constructo. Le preguntó por su nombre, y este respondió con firmeza: "Yo soy Thrud". Cyrus reconoció ese nombre de los escritos en el diario de su padre y se presentó, revelando su identidad como "Cyrus Sunbringer, hijo de Gareth". El único "ojo" de Thrud brilló intensamente mientras lo examinaba, pero tras unos segundos, la luz se desvaneció. "Sunbringer", pronunció Thrud, dando a entender que el análisis había sido satisfactorio. Thrud permitió que el grupo ingrese al Templo y cerró la entrada detrás de ellos. Luego, el autómata se giró y avanzó hacia el altar, quedándose inmóvil una vez llegó a su destino.
Cyrus, impulsado por la curiosidad, extendió la mano para tocar el altar, pero antes de que pudiera hacerlo, Thrud sujetó su mano firmemente, deteniéndolo en seco. Cyrus instintivamente le pidió que lo soltara, y el constructo obedeció de inmediato, liberando su agarre sin decir una palabra.
Consciente de que Thrud había estado presente en el templo junto a su padre muchos años atrás, Cyrus comenzó a mencionar nombres de personas que el constructo podría reconocer de aquellos tiempos. Sin embargo, cuando se mencionaba a Vondal, Thrud solo pronunciaba "Archivador", pero cuando se referían al resto de las personas, su respuesta era simplemente "Yo soy Thrud".
Norton, intrigado, pronunció la palabra "Archivador" mientras miraba a Thrud, señalando hacia el templo y preguntándole si se encontraba allí. Sin embargo, Thrud simplemente dirigió su mirada hacia el altar, sin emitir una respuesta clara. Cyrus recordó entonces que en el diario de su padre se mencionaba una habitación secreta en el templo y decidió preguntar a Thrud si podían ingresar. El constructo miró al resto del grupo y luego a Cyrus, quien le dio su autorización para que todos entraran.
La sala secreta
Thrud transformó su mano en una llave y la introdujo en el altar, provocando que este se moviera y revelara una escalera que conducía a lo desconocido. El grupo no dudó en adentrarse, uno tras otro, mientras la puerta se cerraba detrás de ellos, sumiéndolos en una oscuridad momentánea. Fue entonces cuando una voz fría y autoritaria resonó en el ambiente: "Thrud, no te di permiso para entrar", pronunció la figura con un tono gélido que helaba el corazón. Sus ojos brillantes reflejaban una antigua sabiduría y un poder indomable. Era el Archivador, el guardián de los conocimientos más antiguos y oscuros, cuya presencia imponente parecía encarnar la esencia misma del tiempo.
Aunque en un principio parecía ser alguien desconocido, Cyrus pronto se dio cuenta de que se trataba de una versión futura de Vondal, un ser que había dejado atrás su nombre hace mucho tiempo. El asombro se reflejó en los ojos del archivista, ya que según los registros, Cyrus había fallecido hacia treinta años, y Norton había desaparecido hace medio siglo.
El Archivista, cuyo rostro reflejaba el peso del tiempo y las batallas libradas, los recibió con mezcla de sorpresa y nostalgia. Tras los saludos, se sentaron en los restos de lo que una vez fue un lugar sagrado y el Archivista comenzó a contarles la historia de los últimos años.
Hace doscientes años
La expedición liderada por Petros Strongheart no llegó a tiempo para evitar la terrible catástrofe: el Culto del Dragón logró despertar a Tiamat, la diosa de los dragones, sumiendo al mundo en una era de oscuridad y caos. La familia Cassalanter, en un intento de salvaguardar su posición, había sellado un pacto macabro para protegerse de la ira de la diosa.
Años después, el reino de Heinz, liderado por un tirano sediento de poder, lanzó un ataque feroz contra Valiria, la ciudad que alguna vez fue un faro de esperanza y prosperidad. En una cruenta batalla, lograron tomar el control del reino, sumiendo a sus habitantes en la opresión y el sufrimiento. Como si esto fuera poco, tiempo despues lograron terminar el ritual para desatar a Tharizdun que acabo con todos los dioses y apagó el sol, extinguiendo para siempre la magia divina.
Mientras el Archivista relataba estos hechos desgarradores, el grupo escuchaba con los corazones apesadumbrados. Se dieron cuenta de la magnitud de la tragedia que había azotado a su mundo y sintieron una mezcla de rabia y determinación arder en su interior. La necesidad de cambiar el curso de los acontecimientos se hizo palpable en cada palabra y cada mirada compartida.
El Archivista, con una expresión de dolor en su rostro envejecido, les reveló que había hecho todo lo que estaba a su alcance para revertir la situación desoladora que había sumido al mundo en la oscuridad. Había intentado viajar en el tiempo, desesperado por encontrar una solución, pero cada intento resultaba en fracaso. La línea del destino parecía inmutable, y los esfuerzos por cambiarla solo llevaban al vacío.
Cyrus y Norton, llenos de determinación, le preguntaron al Archivista si había alguna manera de saber dónde debían regresar en el tiempo para detener los eventos catastróficos que habían ocurrido. Sin embargo, el archivista los miró con tristeza y les dijo que era imposible. Todos aquellos a quienes conocían estaban muertos: Atena Stoneforge, Mark, Bree y, incluso, Norton seguía desaparecido. Cyrus se detuvo en el nombre de Atena. "Atena estaba embarazada" dijo sin darse cuenta que estaba hablando con una versión futura de su esposo.
Analizando
En ese momento, el Archivista se levantó de su asiento y dirigió la mirada hacia una pared cercana. "Uno de mis hijos no lo logró" dijo con la voz quebrada mientras recogía un libro del estante que estaba detrás suyo. Al sacar el libro, activó un mecanismo oculto y la pared comenzó a abrirse lentamente, revelando una figura en reposo. "El otro si" dijo el Archivista mientras las luces comenzaban a encenderse en la habitación revelando la figura. Era un autómata, un constructo, que tras unos segundos levanto la cabeza y encendió las luces que oficiaban de ojos. El mismo se presentó como Dorian Lefting. El Archivista explicó que aunque contenía el cerebro de Gareth Jr., el autómata había desarrollado su propia personalidad a lo largo de los años. En el pecho llevaba dos cristales naranja que eran sumamente reconocibles. "Utilice tu espada de ámbar y la daga de Bree para darle poder" dijo el Archivista a Cyrus que había reconocido el ámbar de la cura al instante.
Las luces en el pecho y los ojos de Dorian tomaron un brillo de color naranja, llenando la habitación con un brillo tenue pero esperanzador. Era un ser de conocimiento y tecnología avanzada, un recurso invaluable para el grupo en su búsqueda de una manera de regresar a su época. Cyrus, con una chispa de esperanza renacida en sus ojos, preguntó a Dorian si tenía información almacenada sobre cómo realizar un salto temporal. El autómata, con su serena voz metálica, realizó rápidos análisis de los miembros del grupo y luego les indicó que la tecnología necesaria para llevar a cabo un salto temporal se encontraba en el castillo de Ivanovich.
Revelaciones pendientes
El ambiente en la sala se cargó de tensión cuando Cyrus miró a Dorian con determinación y le preguntó sobre la información que poseía acerca del castillo. El Archivista, con una mezcla de pesar y preocupación en su rostro, trató de convencerlos de que se quedaran allí, argumentando que la esperanza se había desvanecido hacía mucho tiempo. Sin embargo, Cyrus se mantuvo firme y le recordó que él mismo había perdido la esperanza hasta que Vondal llegó con la cura que lo salvó. El Archivista suspiró y pronunció palabras inesperadas que resonaron en el corazón de Cyrus: "Desde que maté a tu padre, ya nada fue igual."
El impacto de aquella revelación dejó a Cyrus sin aliento. Vondal nunca le había dicho que él fuera el responsable de la muerte de su padre, Gareth. El joven Sunbringer se debatió entre la sorpresa y la ira, sin saber cómo asimilar esa verdad oculta. Pero Norton le indico que Vondal no tuvo otra opción y que la elección había sido exclusivamente de Gareth.
Antes de que pudieran ahondar en esa dolorosa revelación, el Archivista les habló de Tiamat y Orcus, poderosas entidades malignas que se habían desatado y sumido al mundo en una era de caos y destrucción. Ante la pregunta de Cyrus sobre quién era Orcus, Vondal explicó que esta entidad era la razón por la que los Cassalanter celebraban el Día de los Fundadores. La mirada de Adellard se cruzó con la de Cyrus, y fue suficiente para entender que el joven tenía razón: todo indicaba que algo oscuro se escondía detrás de la aparente benevolencia de los Cassalanter.
Adellard, con su intrépida curiosidad, preguntó sobre el paradero de los Cassalanter, y el Archivista les reveló que estaban alimentando sintéticamente a Ivanovich. Cyrus, inicialmente pensando que los estaban ayudando, finalmente comprendió el terrible significado detrás de esas palabras. Vondal, con una mezcla de orgullo y tristeza en su tono, señaló que Cyrus seguía siendo tan ingenuo como cuando era joven y que, a su manera, se parecía mucho a su padre, Gareth, pero con la diferencia de tener dos brazos. La mención del brazo faltante hizo que Cyrus se quedara perplejo, y el Archivista y Norton procedieron a contarle la verdad sobre la maldición del Anillo de Myrkul y como Lord Soth le había cortado el brazo a Gareth.
Un punto fijo
La situación dio un giro inesperado cuando el Archivista activó un mecanismo y una plataforma se elevó en la habitación, revelando un frasco que contenía el brazo maldito de Gareth. Con tristeza, les explicó que Barovia se había reconstruido y que Gwyreth, el antiguo enemigo de su padre y aliado de Ivanovich, había logrado pasar al plano material y se había convertido en la mano derecha del tirano. Cyrus intentó recapitular sobre los acontecimientos y se detuvo en lo que había dicho el Archivista sobre el retorno de Tiamat y que Vondal no había llegado a tiempo. El joven indicó que si podían volver en el tiempo un poco antes de haberse embarcado podrían llegar a tiempo para detener el ritual. Dorian comento que según su base de datos, el grupo había perdido demasiado tiempo en Barovia buscando una cura para el semielfo, lo que le había dado tiempo al resto de desarrollar sus planes. Esto le cayó a Cyrus como un balde de agua fría, pero a pesar de sentirse completamente devastado con esta revelación intentó por todos los medios seguir encontrando una solución.
El aire en la sala se cargó de tensión mientras el Archivista continuaba insistiendo en la imposibilidad de encontrar una solución. Sin embargo, Norton se negaba a aceptar esa respuesta. Miró fijamente al archivista y declaró con determinación que no podía rendirse. El Archivista, imperturbable, respondió que había pasado mucho tiempo desde que había sido tan optimista. Norton, confundido, admitió que no sabía por qué se sentía así, pero tal vez en esa línea temporal había motivos para no serlo. Sin embargo, sus palabras tomaron al Archivista por sorpresa.
"Por eso nos traicionaste", dijo el archivista con calma, dejando a Norton atónito. "Mataste a Mark y te uniste a Ivanovich". La revelación golpeó a Norton como una descarga eléctrica, y miró a Mark en busca de alguna respuesta. Mark, asombrado, negó con la cabeza, incapaz de creer lo que estaba escuchando. El Archivista continuó, señalando que ver morir a Bree había destrozado por completo a Norton, transformándolo en alguien irreconocible.
En ese momento, la memoria de Cyrus se iluminó, recordando la vendetta personal que Mark había llevado a cabo contra Fen. Dirigiéndose al archivista, Cyrus preguntó qué sabía sobre el destino del bardo. El Archivista les reveló que fueron en busca de Mark a Waterdeep y que él asesinó a Fen sin darle oportunidad de una explicación. Cyrus buscó más información, preguntando si alguien había sobrevivido en la expedición de Petros. El Archivista respondió que solo él y el drow habían logrado sobrevivir. El drow, líder de una resistencia formada cuando Ivanovich comenzó a perseguir y asesinar a los no humanos, unió a los supervivientes de todas las razas bajo su mando. Incluso lograron obtener el apoyo de un dragón. Sin embargo, la resistencia no prosperó, aunque el archivista había escuchado rumores de que el drow seguía con vida.
Recapitulando
Cyrus tomó el diario de su padre con manos temblorosas y comenzó a tomar notas de todo lo que el Archivista le estaba revelando. Le urgía obtener cualquier información que pudiera ayudarles a impedir los eventos trágicos que habían sumido a su mundo en la oscuridad. Le preguntó al archivador sobre los rituales de Tiamat, Tharizdun y la resurrección de Ivanovich y Gwyreth, o cualquier otro detalle que pudiera ser relevante para su misión en el pasado.
El Archivista asintió y comenzó a repasar los hechos con una voz serena y llena de conocimiento. Les contó que después de la expedición de Petros, su grupo se dedicó a buscar los ecos de los acontecimientos futuros. Uno de los ecos los condujo a la tundra donde se habían asentado Vilaris Gilrel y su gente, pero encontraron solo muerte a su llegada. Todos habían sido masacrados por el Culto del Dragón. En su viaje de regreso, fueron atacados por un dragón y Burmago, valiente y leal, se sacrificó aferrándose al cuello del dragón y cayendo al mar con él.
Descubrieron que el ritual para despertar a Tiamat se llevaría a cabo en la Muralla Negra, pero lamentablemente llegaron demasiado tarde. Petros, en un acto de valentía, se abalanzó contra el sacerdote dragón, solo para ser embestido por las cinco mortíferas cabezas de Tiamat. Vondal volvió a encontrarse con Atena, pero la tragedia ya había dejado su huella indeleble. Vondalina había fallecido en el parto y solo el pequeño Gareth Jr. había sobrevivido.
En los seis meses siguientes, Tiamat sembró el caos y la destrucción en los Reinos. Sin embargo, sorprendentemente, evitó atacar Heinz, sumiendo a la ciudad en una extraña quietud. Poco después, corrió la noticia de que Ivanovich había regresado y Sir Bisman Stercy había sido decapitado. Ivanovich comenzó a recorrer los reinos, promoviendo la salvación a través de Tiamat, pero aquellos que se resistieron a su plan fueron aniquilados sin piedad. Renatus Stercy fue uno de los últimos opositores en pie, pero también fue asesinado, al igual que los demás.
De bardos, ladrones y dioses oscuros
El grupo se enfrentó a una revelación impactante al descubrir que Fen había sido el asesino de Vilaris y que poseía la valiosa información sobre el libro de la profecía en su mente. Determinados a obtener esa información, tomaron la difícil decisión de revivir al bardo. Sin embargo, el proceso de resurrección tuvo consecuencias desastrosas para la cordura de Fen, quien quedó atrapado en un estado de locura descontrolada. Para proteger a los demás y a sí mismo, tuvieron que mantenerlo atado y controlado como a una bestia salvaje durante un largo periodo.
Gracias a la información obtenida de Fen, el grupo logró desentrañar la ubicación del Templo de Tharizdun. Fue allí donde se encontraron con Oskar Moltersong, un enano cuyos conocimientos oscuros y profundos habían desencadenado la liberación de Tharizdun. En ese lugar siniestro y maldito, la tragedia alcanzó su punto culminante. Bree, valiente y leal, perdió la vida en el combate contra las fuerzas de la oscuridad. Norton, presenciando la pérdida de su compañera y abrumado por la angustia, sufrió un quiebre emocional del cual no se pudo recuperar fácilmente. Y así, la humanidad se adentró en un abismo del que parecía no haber retorno, envuelta en sombras y desesperación.
Uroboros
El Archivista, sumido en la tristeza y la carga de sus errores, les reveló a los aventureros la desesperada medida que había tomado en un intento por despertar el conocimiento en las masas. Con lágrimas en los ojos, confesó que había intentado desencadenar a Tharizdun en el pasado, con la esperanza de que la gente pudiera comprender la amenaza que se cernía sobre ellos y prepararse para enfrentarla en el futuro. Sin embargo, sus esfuerzos solo llevaron a un resultado catastrófico e inesperado: el sol se eclipsó durante un día completo.
A pesar de sus intenciones nobles, la oscuridad que cubrió el mundo por tan breve periodo de tiempo no fue suficiente para persuadir a las masas. En cambio, la Iglesia de Pelor perdió poder y credibilidad, mientras que el Archivista, ocultando su verdadera identidad, intentó advertir a Vondal, sobre los desastrosos resultados de su acción. Pero el clero de Pelor, envuelto en su orgullo y negación, no le creyó y expulsó a Vondal del Templo de Pelor.
En medio de esa tumultuosa huida, el abuelo de Cyrus, Olav Sunbringer, perdió la vida, víctima de la persecución y la violencia desatada por aquellos que temían y desconfiaban de las advertencias del Archivista. La tragedia y la pérdida pesaban sobre el corazón del Archivista, quien deseaba desesperadamente poder deshacer los errores cometidos y cambiar el destino de aquellos a quienes amaba.
El grupo se encuentra atónito frente a las revelaciones del Archivista. La idea de que Vondal, a quien Cyrus consideraba un aliado y mentor, estuviera involucrado en la muerte de su abuelo resulta demasiado difícil de aceptar. Mientras Cyrus lucha por procesar la información y comprender la complejidad de la situación, Norton, con una mirada seria y decidida, enfrenta al Archivador con una pregunta directa: ¿Intentaste matar a Cyrus en algún momento? La respuesta del Archivador es impactante pero sincera. En un momento desesperado, se alió con Gwyreth, el lord vampiro, para eliminar a Cyrus en el pasado y evitar que el grupo se aventurara a Barovia, alterando así el curso de los eventos y permitiendo que Gwyreth recupere su humanidad perdida. Sin embargo, sus planes fueron torcidos por el astuto vampiro. Gwyreth aprovechó la oportunidad para infiltrar a un vampiro en la cueva del Torreón Blanco y asegurarse de que Cyrus fuera mordido, asegurando así su transformación y el desarrollo de sus poderes sobrenaturales.
El plan
Completamente anonadados por toda la información el grupo comenzó a tratar de dilucidar cual seria el punto indicado en el tiempo al cual deberían viajar para poder revertir la situación.
Luego de un largo debate decidieron que la mejor opción seria volver al punto exacto en donde habían viajado al futuro y tratar de evitar el regreso de Tiamat. Con la información que habían recopilado deberían tener tiempo suficiente para poder evitar que el ritual se lleve a cabo.
Aunque el Archivista sigue insistiendo en que el futuro no se puede modificar, viendo la esperanza y decisión del grupo les indica que hay algo que nunca intento: dejar algo del futuro en el pasado. Siempre que había viajado había intentado evitar dejar algún rastro del futuro en el pasado y quizás ese había sido su error.
Puede que la clave no sea dejar algo en el pasado, sino a alguien. Dorian no solo es inmortal ya que es un constructo, sino que además puede almacenar toda la información que le sea otorgada, por lo que yendo al pasado podría recopilar toda la información necesaria para poder cambiar el futuro. El constructo acepta unirse al grupo e intentar cambiar el futuro desolador aunque según sus análisis las chances sean de un 4%.
Futuro pasado
Mientras el grupo se preparaba para avanzar hacia el castillo de Ivanovich, Findolin (Perro), el leal perro del Archivista, se les acercó moviendo su cola con entusiasmo, buscando un poco de diversión y atención antes de su partida. Acariciaron al fiel compañero, disfrutando de su compañía y el alivio momentáneo que brindaba su presencia.
Con todas las anotaciones y conocimientos recopilados del Archivista, guardaron sus pertenencias y se dispusieron a enfrentar el desafío que les esperaba en el castillo. Miraron al Archivista, agradeciéndole por su invaluable ayuda y sabiduría, sabiendo que este podría ser el último encuentro con el custodio de los secretos ancestrales.
"Esa es la idea", respondió Cyrus con una determinación inquebrantable al comentario del Archivista sobre su posible despedida. El grupo se despidió con un último gesto de gratitud y abandonó el Templo de Pelor, dejando atrás su refugio y avanzando hacia el destino que les aguardaba.
A medida que se alejaban, las luces rojas que una vez guiaron a los peregrinos hacia el Templo de Pelor comenzaron a apagarse una a una, como si su esperanza se extinguiera con cada paso que daban. El grupo volteó hacia atrás, solo para presenciar cómo Thrud, con un movimiento rápido y decisivo, cerraba las enormes puertas del antiguo templo, sellando el pasado y protegiendo lo que dos siglos atras fue el Templo de Pelor de la ciudad de Waterdeep.