Situada a poca distancia de Kyuden Seppun, uno de los pocos lugares del Imperio exentos de la regla de cremación impuesta tras la primera aparición del Portavoz de la Sangre Iuchiban, la sacrosanta Tumba de Seppun ha permanecido inviolada a lo largo de todos los siglos, desde su muerte hasta los tiempos modernos. Ningún enemigo ha mancillado jamás la Tumba, ni siquiera durante las peores crisis, y abundan los rumores de que el lugar está vigilado por el espíritu de la propia Seppun, una sombra lo bastante fuerte como para disuadir a cualquiera que pudiera profanar sus restos.
La majestuosa pero pequeña tumba está cubierta de frescos que representan las estrellas tal y como se veían cuando los Kami cayeron a la tierra, junto con otra iconografía religiosa. Un pequeño sendero la conecta con las fincas de Kyuden Seppun, serpenteando entre arboledas de sauces. Los visitantes no son habituales, pero los que acuden son profundamente piadosos y respetuosos.