Chousen es mecánicamente una armadura ligera que no impone penalización a las tiradas de Atletismo. Es extremadamente ligera y flexible, y está diseñada para albergar una serie de armas pequeñas en cómodas trabillas y bolsillos. Cualquier arma pequeña o mediana que lleve el personaje puede cambiarse como Acción Gratuita. Además, el portador puede elegir utilizar su Fuerza o Agilidad en lugar de sus Reflejos al tirar Iniciativa. Por último, el susurro del espíritu de Gusai insta al portador a enfrentarse a oponentes notables. Al atacar a oponentes con un Estatus o Gloria de 4.0 o superior, el portador obtiene un bonificador +1g1 a todas las tiradas de ataque cuerpo a cuerpo y de daño cuerpo a cuerpo, y su Anillo de Agua se considera 2 Rangos superior a efectos de movimiento.
[Libro de Tierra pg.142]
La familia y el nombre Gusai son una especie de contradicción para los Mantis; son a la vez fuente de parte de su mayor orgullo y de su mayor vergüenza, todo ello encarnado por el propio Gusai. Mucha gente conoce la historia del enfrentamiento de Gusai con el Emperador, en el que utilizó un cuchillo oculto para mostrar al Hijo del Cielo el poder del acero. Su osadía le valió el nombre de la familia de la Mantis... así como una orden de ejecución.
La familia Gusai sólo existió durante tres generaciones, pero transmitieron las armaduras y armas de Gusai como reliquias. Cuando Gusai Rioshida tomó como rehén al hijo del Emperador, los Mantis se volvieron contra él en un acto de autoconservación; esto permitió que el clan siguiera existiendo, pero el nombre de la familia Gusai fue despojado. Esto dejó a los Mantis algo perdidos en lo que respecta a la armadura heredada de Gusai. La armadura había pasado de Campeón a Campeón, y destruirla o desecharla no era apropiado, ya que era un símbolo del clan y no sólo de un solo hombre. El Campeón del Clan que heredó el Clan Mantis de Rioshida, un hombre práctico llamado Yohihotsu, decidió que lo mejor para todos era que la armadura se expusiera en el palacio Mantis y se dejara allí por el momento. Se dice que una parte del espíritu de Gusai permaneció en la armadura y aprobó la decisión: al fin y al cabo, era lo mejor para los Mantis, aunque mostró un modesto desafío ante la opción más cobarde pero políticamente conveniente de destruirla.
Tras dos generaciones, la armadura volvió a ser usada por un hombre llamado Munemori, que la utilizó en la batalla contra los enemigos del Clan de la Grulla. En aquel momento, los Grulla estaban librando una pequeña escaramuza con los Escorpión y, como ocurría a menudo, contrataron a los Mantis para que les ayudaran. Muchos de los amigos y consejeros de Munemori notaron un sutil cambio en el hombre cuando llevaba la armadura en combate. Era más rápido y despiadado de lo que recordaban, y le gustaba especialmente señalar a oficiales de alto rango del Escorpión para combatirlos personalmente. Aunque varios de estos Escorpión intentaron atraerle a combates desiguales, Munemori no estaba por encima de tales trucos, y venció a todos los hombres y mujeres a los que se enfrentó. Munemori murió en circunstancias misteriosas varios años después, pero la armadura la llevarían muchos campeones posteriores del Clan de la Mantis.
En tiempos modernos, se creyó que la armadura se había perdido cuando Yoritomo la usó durante la Batalla de la Puerta del Olvido, en las profundidades de Las Tierras Sombrías. Resurgió años después, cuando una banda de ronin se la presentó a los Mantis, afirmando que habían reconocido el cuerpo de Yoritomo, recuperado la armadura y quemado el cadáver; habían pasado años reuniendo los fondos para viajar a través del Imperio hasta las Islas de la Seda y las Especias, e inmediatamente ofrecieron sus vidas por tocar el cuerpo de Yoritomo aunque fuera con este propósito. El Campeón del Clan Yoritomo Aramasu quedó impresionado por la dedicación expresada en la historia de estos hombres, pero se sintió decepcionado porque obviamente eran espías Escorpión enviados para infiltrarse en el clan. Aceptó su oferta de seppuku y se ofreció voluntario para ser el segundo de cada uno de ellos. Después, Aramasu comentó su buena suerte de que sus enemigos hubieran empezado simplemente a llegar a su puerta con regalos y educadas ofertas de morir a sus órdenes.