Este anciano mida, muy reconocible por el pelaje dorado que cubre su lomo, es poseedor de una de las más extensas colecciones de arte y libros antiguos de este lado del continente. Las ansias por almacenar antigüedades le han llevado a dejar de lado el resto de su vida, convirtiéndose en una obsesión. Vive en una gran casa del distrito fluvial, descuidada y llena de suciedad, junto a los hombres que contrata para vigilar su enorme colección.