La
religión druídica de los orcos del Bosque de Ámbar impregna toda
la vida de estos humanoides, otorgando un estatus cuasi-ritual a
cuestiones que en otros pueblos son triviales. Conciben Voldor como
un enorme espíritu con su propia identidad al que llamar Grokka,
conformado por incontables entidades menores que están presentes en
los animales, los fenómenos naturales, la geografía y en los seres
humanoides, siendo esencialmente una representación de la Madre
Abundante. Los druidas contactan con
los espíritus mediante rituales, sacrificios y el consumo de
psicotrópicos, interpretando su voluntad de las más distintas
fuentes del mundo natural.
Por
ello su religión permea todos los aspectos de la vida de los orcos,
desde el nacimiento hasta la caza o relaciones con sus semejantes.
Obrar de otro modo atentaría contra el gran espíritu y el mundo
espiritual.
Por
desgracia, Grokka está herido de gravedad por las acciones de los
Peregrinos, la presencia de sus obras y las acciones del resto de
civilizaciones que persisten en manipular ese legado. Sanarlo es
primordial para los orcos del Bosque de Ámbar. Vivir una existencia
honorable al servicio de su gente y del planeta para, finalmente,
fusionar el alma con el gran espíritu del planeta. De ese modo,
Grokka ganará fuerza y poderío, sanando con el paso de los milenios
(los orcos del Bosque de Ámbar son pacientes) de los desmanes de los
Peregrinos y sus descendientes. A este proceso los druidas los llaman
Oglokg Grokka o «Fusión con el Gran Espíritu Mundo».
Aunque
los orcos desdeñan a los dioses, existen algunos cultos minoritarios
que merecen ser mencionados:
Los
Estertores de Grokka. Algunos
druidas están convencidos que el daño que ha sufrido Voldor es
demasiado profundo, extenso y grave como para que Grokka sane alguna
vez. El Oglokg Grokka solo retrasa lo inevitable, prolongando el
dolor de un planeta condenado a desaparecer. La mayor parte de fieles
de la filosofía de los Estertores de Grokka están preocupados por
ayudar a morir a Voldor con calma y sin más dolor, pero unos cuantos
fanáticos han tomado para sí el manto de la venganza. Buscan
castigar a quienes profundizan en las obras de los Peregrinos y
quienes dañan el ciclo natural. No temen a la muerte pues su lema es
«ya estamos todos muertos». Dirigen pequeñas células de bárbaros
y druidas totalmente fanáticos, que buscan vengar a Grokka y poner
fin a su dolor.
Metamorfosis
de Dekantae. Aunque
la Madre Abundante es vista como un aspecto del gran todo que es
Grokka, unos cuantos orcos e Indeverei se han vuelto hacia una
versión oscura de ella para sobrevivir en un duro entorno. La
Metamorfosis de Dekantae es una secta clandestina que solo mora en
las regiones más lejanas del Bosque de Ámbar y Vajra, pues son
aislacionistas por naturaleza ya que su culto da un enorme peso a
formas clandestinas de la Alquimia de Sangre. Fueron fundados hace
doscientos años por una exploradora orca llamada Dekantae que
aprendió los rudimentos de la Alquimia de Sangre, a los que dio un
significado religioso al ver esta ciencia abominable como una forma
de renovar y purificarse a sí misma y, posteriormente, a sus fieles.
Los iniciados ingieren oscuros bebedizos y se someten a renacimientos
rituales en el seno de Dekantae, mutando más y más tras cada parto
impuro hasta que llegan a ser algo totalmente distinto a lo que eran
en un principio. La que fuera su líder ahora es una gran masa ojos y
carne verduzca que mora en una profunda caverna, una cosa dotada de
enormes poderes mentales que dirige la transformación final de sus
fieles…asimilándolos a su ser y su carne, como si fuera un
blasfemo avatar de Grokka. Sus fieles la adoran como un ídolo. Sobra
decir que el Grombachmalak no ve con buenos ojos a estos extraños
sectarios y hace tiempo que buscan aniquilar el culto a Dekantae y
sus seguidores, pero estos han logrado engañarlos, hasta la fecha.