El equinoccio de primavera fue, según cuenta la tradición, el momento en el que los Banjora y los humanos se unieron. Durante este día, los mirienses recorren las calles ofreciendo regalos a sus vecinos y amigos, comiendo en los banquetes comunales y participando en los bailes populares. Al ponerse Avor, las familias se retiran a sus hogares para recitar su árbol genealógico y los logros de sus antepasados, mientras se enciende una vela por cada miembro en edad de casarse. Se espera que Elethae intervenga a través de esas luces y ayude a los jóvenes mirienses a encontrar el amor.