Cuando una era acaba, el Grambachmalak escoge al orco más sabio, respetado y poderoso entre los ancianos druidas que hayan vivido durante esta. Si el druida escogido está vivo (cosa poco habitual ya que una Era es más de lo que un orco suele llegar a vivir) es reverenciado por sus semejantes en una hermosa ceremonia floral, y tras ser emborrachado con licores sagrados se le sacrifica para que trascienda. Sus huesos pasan a ser reliquias veneradas por su gente, que serán ofrecidas a todos los clanes presentes en el Kaggurmung, y sus vísceras entregadas al Bosque de Ámbar.