Durante los primeros años de libertad en Vindusan, el primer señor de la Casa Tejara traicionó a los suyos a favor de los Bastarre de Kymelin al considerar un error la escisión de su pueblo. Tras su muerte a manos de las tropas Banjora toda su familia fue deshonrada, y sus posesiones, retiradas. Algunos se dirigieron al norte, a unirse a los elfos del Bosque de Ámbar, pero el grueso de sus miembros decidió permanecer en Vindusan para redimir su honor personal. Con ese fin fundaron la Guardia de la Víbora, para proteger las fronteras de su hogar como penitencia por aquella traición y demostración de su auténtica lealtad. Con el paso de los siglos abrieron la guardia a otros elfos que habían defraudado a su pueblo al cometer algún crimen y después también a otras razas que demostrasen su amor a Vindusan. A día de hoy, los Tejara son una casa ferozmente leal al líder supremo, obligada a demostrar continuamente su fidelidad ante los ancianos que aún recuerdan sus pecados.