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Bajo el nombre de la Bestia Nocturna, muchos de los humanos que habitan Thraxil y sus cercanías adoran a Gram de las bestias salvajes. La consideran señora de los monstruos marinos y el mar furioso, e incluso algunos sacerdotes afirman que su forma física es el mismísimo kraken. Haciendo uso de su nombre, clérigos y druidas piratas utilizan sus dones para controlar a las bestias marinas y atacar con ellas a otros barcos o para que los guíen por los senderos pantanosos y las aguas gaseosas, donde se esconden de sus enemigos o acechan a sus víctimas. Sus sacerdotes suelen realizar sacrificios, muchas veces de prisioneros que han capturado, para contentar a la deidad y no incurrir en su furia en posteriores ocasiones.

También pueden encontrarse innumerables fieles de Ssuchuq de los pantanos en todas sus encarnaciones, como la Gran Serpiente o Tarshura. Dada la gran cantidad de razas reptilianas que viven en Thraxil, más adaptadas que las demás, el norte de la península tiene fama de ser un pequeño dominio de Ssuchuq lejos de sus junglas. Incluso algunos druidas han comenzado a proteger los pantanos de invasores azuritas o de La Garra, haciendo de ellos su territorio.

Lushtra de los mares es la última de las grandes deidades de la región, adorada en especial entre los humanos que consideran a la Bestia Nocturna una deidad malvada y entre los hipótidos, que la han hecho su deidad patrona. Los sacerdotes de Lushtra realizan pequeños sacrificios de riquezas o comida arrojándolos al mar acompañados de sus oraciones como pago por permitirles navegar con seguridad. La fe de los marineros y piratas del lugar suele ser un tema capital en Thraxil, pues cada capitán consagra su embarcación a su deidad propia y se dice que esta se ofenderá gravemente si algún marinero reza a otra deidad marina mientras está en ella.