Cytra es una dragona de cobre anciana nacida poco antes de la venida de los Peregrinos. Participó en la Rebelión de los Olvidados atacando la ciudad de Kilion Thar, donde se enfrentó por primera vez al Peregrino conocido como Mornafel. Acabó con la vida de cientos de medianos, una pérdida entonces necesaria que, sin embargo, pesa en su conciencia tras miles de años, ya que ha llegado a conocerlos y apreciarlos como a ninguna otra raza.
Durante cerca de tres mil años se enfrentó a los Peregrinos por la supervivencia de su mundo. Cuando fue evidente que el poder de la raza de las estrellas era demasiado grande para enfrentarse abiertamente a él, recurrió al secretismo y apeló a las ansias de libertad de sus esclavos. De esta manera alentó distintas revueltas en la región de Sananda, trayendo a su bando a fórmigos y humanos que trabajaban en la construcción de Vajra en condiciones terribles. Esta fue la semilla del Pacto de Cobre, una organización secreta formada por agentes fieles a la causa de la dragona y que se dedican a proteger a Sananda de las execrables consecuencias de la influencia de los Peregrinos.
Cytra disfruta del contacto con las razas humanoides, especialmente de los centauros y de los medianos. Recorre Sananda bajo distintas identidades gracias su capacidad para transformarse; a veces usa la forma de una centáuride de piel cobriza llamada Vemare o la de una alegre mediana de ojos pardo rojizo conocida como Malaquita. Hace gala de un sentido del humor no apto para todos los públicos, extremadamente mordaz en unas ocasiones para pasar a ser jovial en otras. Es de esta manera que busca a personas con ciertas habilidades que sean dignas de su confianza para unirse a su causa; y es que existen lugares a los que, ni con todo su poder, Cytra puede llegar. Esto se debe a las consecuencias de su último encuentro con el que hasta ahora ha sido su mayor némesis.
Durante el Ocaso de los Peregrinos, concretamente en el año 3713, Cytra se enfrentó a Mornafel cuando este se disponía a sacrificar a cientos de fórmigos en un portal planar. Avisada por sus agentes dentro del hormiguero de Miilvemax, la dragona desató su poder contra el Peregrino en una batalla épica que acabó desestabilizando el portal. Como consecuencia, las energías mágicas liberadas hirieron a ambos y destruyeron la mayor parte del hormiguero, transformando a los fórmigos supervivientes en las crueles criaturas conocidas como ankhegs que hoy vagan por las llanuras de Sananda. Cytra, herida de gravedad, se retiró a su cubil para descansar durante casi cuatrocientos años. Para entonces, sus heridas físicas se habían curado y, al volver a su amada tierra, conoció que los Peregrinos se habían ido, aunque no todos, como acabaría por averiguar. Además, las consecuencias de su enfrentamiento con el Peregrino en Miilvemax eran más profundas de lo que podía imaginar, ya que habían desaparecido gran parte de sus recuerdos, reemplazados por otros más oscuros. Cytra supuso que de alguna forma esas memorias pertenecían a Mornafel y, muy a su pesar, aprendió de ellas algunos secretos que deberían haberse perdido.
Cytra no tardó mucho en descubrir que Mornafel, ahora un remedo, seguía en Voldor, extendiendo redes de mentiras y violencia entre los habitantes de Sananda gracias a sus agentes. Si lo hacía en aras de volver a recuperar su poder o como simple venganza es algo que la dragona nunca tuvo claro. Por ello Cytra volvió a recorrer las llanuras de Sananda para ratificar el Pacto de Cobre con sus antiguos aliados que quedasen y oponerse de nuevo al taimado Peregrino. Y es que, a pesar de sentirse más fuerte que nunca, Cytra no puede enfrentarse directamente a Mornafel, pues, como por desgracia ha descubierto, ella guarda gran parte de sus recuerdos y maldad, y, cuando se encuentran cerca, salen a la luz, fortaleciendo al remedo. Sananda se ha convertido en un tablero de juego donde estos dos seres milenarios se persiguen en una eterna caza por la supremacía.