Los giffs son individuos altos, de hombros anchos y rasgos hipopótamos. Algunos tienen la piel lisa, mientras que otros presentan pelos cortos en la cara y en la parte superior de la cabeza. Como seres de tamaño impresionante y aspecto inolvidable, los giff llaman la atención allá donde van.
La mayoría de los giff creen que se originaron en un mundo, pero su mundo natal es ahora material de leyenda, porque ningún giff vivo lo ha visto ni sabe dónde está. Los seres divinos que crearon a los giff también han caído en el olvido. Sus titánicos cuerpos petrificados vagan por el Mar Astral, aislados e irreconocibles en sus formas actuales.
Aunque no se dan cuenta, los giff se sienten atraídos por el Plano Astral porque, a un nivel psíquico profundo, siguen conectados a sus dioses creadores, que aún conservan en ellos la chispa divina suficiente para imbuir a los giff con sus propias chispas, que los giff han aprendido a canalizar a través de sus armas. La mayoría de los giff no tienen ni idea de dónde procede la llamada chispa astral, pero sienten su presencia con más fuerza cuando están en el Espacio Salvaje o en el Mar Astral.
Los giff se dividen en dos bandos en cuanto a la pronunciación de su nombre. La mitad de ellos lo pronuncian con una g dura y la otra mitad con una g suave. Los desacuerdos sobre la pronunciación correcta a menudo desembocan en rencores, discusiones a gritos y concursos de cabezazos, pero rara vez van más allá.
Los giff maduran más deprisa que los humanos, alcanzando la edad adulta a los 14 años y la vejez a los 60. Pueden vivir hasta los 90 años.