Cuando la influencia Demonio corrompe a los líderes de un pueblo o de una organización, éstos pueden recurrir a la magia abisal para crear demonios orcos, o tanarukks, utilizando a estos feroces guerreros para reforzar la fuerza de sus seguidores.

El señor demoníaco Bafomet comparte gustosamente el secreto de crear tanarukks con aquellos que le suplican poder; la secta de Gruumsh también ha dominado un ritual para este fin, y lo otorga a aquellos que se consideran dignos. Cualquiera que sea el proceso utilizado, corrompe al sujeto, transformándolo en un Infraplanar despiadado.

Aunque los tanarukk son valorados como luchadores temibles, son una amenaza para sus aliados fuera del campo de batalla. Cuando no está luchando, un tanarukk es destructivo e irascible, por lo que sus aliados suelen mantenerlo prisionero. Si no se le controla, un tanarukk libre se lanza al ataque e intenta tomar el poder por la fuerza. La mayoría de estas rebeliones fracasan, pero resultan costosas. Si un tanarukk se hace con el liderazgo de un grupo, es inevitable que opte por realizar incursiones descontroladas o incluso por la guerra.