Recuerdos de Mako
  1. Journals

Recuerdos de Mako

Recuerdos perdidos

En este compendio se muestran los recuerdos de Mako, ahora un Abishai conocido como Zalroxar en Averno, de su muerte como humano y su alzamiento como diablo, y de sus aliados y enemigos.

Los recuerdos se disponen tal cuales fueron entregados a Iroh por Bahamut.

Fragmento: La Caída de Mako

El color rojo macha tu vista, una nube que se aparta de tu visión, excepto en los límites de la misma, donde las gotas de sangre se concentran y te nublan.

Ves a un joven Iroh, golpeado y mutilado, sangre y veneno saliendo de varias heridas, huir hacia el bosque, cuando sus agresores pensaban que ya estaba muerto.

Pero tu vista no se va con él, tu punto de vista mientras te desangras no es el tuyo, sino el de un joven Mako, tu hermano, en el suelo, rodeado de jóvenes sectarios.

"Dejadlo marchar, la prioridad es el más joven y el ritual ya está en marcha. Y más os vale que funcione, ahora que hemos perdido nuestro sujeto de reserva."

Fragmento: La Búsqueda del Cruel

Un poderoso guerrero y paladín, se abre el paso entre una ciudad cosmopolita. Sus escamas rojas cuentan muchas batallas, su aspecto draconiano esconde una leve sonrisa, y los ciudadanos que le reconocen a él o al símbolo de una mano gris que lleva en su armadura de placas le abren paso alegres.

Le ves dirigirse a una torre arcana en medio de esta ciudad, y Vajra, una joven mujer de rizos negros bien cuidados, piel oscura y ojos intensos, portando una vara negra, le recibe.

"Bienvenido Arkhan, Meloon se te ha adelantado, te estamos esperando en mi estudio. Hemos encontrado una posible fuente sobre la espada que mencionaste."

Tras lo cual la ilusión de esta mujer se desvanece, y el dracónido entra a la torre, contento.

Visión: Grenest en Llamas

El tiempo pasa acelerado, ves tu pueblo, aunque no se parece al que recuerdas, quizá ha pasado tiempo. Hay una pequeña lápida con un pequeño símbolo sagrado de un dragón metálico, no parece que se haya levantado el suelo para enterrar a nadie, pero aun así, tu padre y tu madre, a veces juntos, a veces por separado, se postran ante la tumba, traen flores y lloran.

Te acercas a ellos y la voz de tu hermana, la mayor de la familia, sale de tu boca. Te cuesta centrarte en lo que está diciendo, el tiempo sigue pasando rápido a tu alrededor, pero no para tu hermana y tus padres, finalmente el sonido cacofónico de su voz se vuelve claro. Y dices:

"Iroh y Mako están ahí fuera, si hubieran muerto ya hubiéramos encontrado sus restos."

Tu padre te responde:

"Tu viste las velas negras y ese círculo infernal, lo que el culto haya hecho con ellos ni los dioses lo saben. Déjanos llorarles en paz."

Los años pasan como segundos, tus padres envejecen frente a vuestra tumba vacía.

Un día los colores naranjas del ocaso llegan antes de lo esperado, convirtiéndose en el rojo del fuego y el negro del humo. Miembros del culto, esta vez como un ejército pasan a cuchillo a todos los que no huyen. Van dirigidos por una enorme dragona azul.

Todavía en los pies de tu hermana, huyendo, pero cerca de ellos, ves que tus padres se giran para ver su hogar una última vez, demasiado cansados y débiles para huir del relámpago que se dirige hacia ellos.

Fragmento: Un Abishai en el Plano Material

Ves un campamento con varias tiendas, escondido y cavado entre las colinas verdes de Deltfort. En él un abishai blanco recibe órdenes de miembros del Culto del Dragón, lo llaman Zalroxar.

Tu visión salta y ves a Zalroxar siguiendo a regañadientes órdenes para destruir pueblos, robar sus riquezas y llevarlas a lo largo de la Costa de la Espada.

Conforme parpadeas vuelves a ver al abishai, pero esta vez la duda en sus ojos ha desaparecido, junto al color blanco de sus escamas, ahora de un negro obsidiana intenso.

Lo ves entrar a una gran edificación hecha de obsidiana volcánica pura. Parece una parodia de una iglesia, sin mobiliario, hecha exclusivamente de esta negra roca. Cinco habitáculos similares al central la rodean, cada uno con un tinte de color cromático distinto. En el centro de la sala principal, un agujero imposiblemente profundo y toneladas de tesoros robados a lo ancho y largo de los reinos como ofrenda.

Con un rugido que estremece a todos, una amorfa amalgama de cabezas de dragones cromáticos se alza del pozo. Sin un cuerpo que les de forma y los controle, las cabezas se retuercen amenazantemente. El avatar de Tiamat no estaba listo, pero Severin no pudo obtener más máscaras de dragón, y ahora Zalroxar y el Culto tendrán que defender a este insulto a su reina contra los dragones metálicos que se aproximan en el horizonte.

Cuando tu visión se vuelve a ubicar junto al abishai, el calor de Averno te vuelve a rodear. Zalroxar se encuentra arrodillado en una caverna enorme hecha de esqueletos de dragones y roca negra. Tu mente mortal no alcanza a comprender el tamaño y poder de Tiamat frente a ti, que derrama una sola gota de sangre como ofrenda a su guerrero, transformando sus escamas en un color verde intenso. Y alabando su trabajo y su futuro potencial.

Visión: La Muerte de Shira

Te despiertas de golpe, apenas puedes concentrarte mientras Gideon cierra rápidamente la puerta de vuestro escondrijo en el bosque. Lleva consigo el cuerpo de Shira, mutilada, mientras varias heridas corren por su cuerpo también.

“Iroh, despierta, rápido. No tenemos mucho tiempo, pronto encontrará el rastro de sangre y le llevará hasta aquí.”

Te sientes aturdido, quizá es la falta de sueño, pero también notas que tu cuerpo responde con dificultad. Eres consciente del torrente de pensamientos que pasan por tu mente, pero no son tuyos, al menos no lo son ahora. Estás en el cuerpo de tu yo pasado, y lucha por recuperar el control, pero tu también estás ahí. Sabes que el pasado está escrito, pero aun así puedes empezar a mover tus brazos, a voluntad, al menos parcialmente.

“¿Me estás escuchando? Corre tienes que huir de aquí, no puede encontraros.”

Cuando te das cuenta, Gideon ha retirado la garra mágica de Shira y te la ha puesto en la mano, junto a un trozo de pergamino arrugado. Escuchas un rugido en la lejanía.

Fragmento: El "Compañero"

Notas tu vista aclararse por última vez. Estás en una sala conocida, has estado aquí antes. Observas a un joven mago y a su aprendiz terminar un círculo de invocación. Te suenan sus caras, pero tu vista se centra en el portal que empieza a abrirse cuando las palabras arcanas del mago terminan.

Un abishai azul atraviesa el portal, forzosamente, cayendo en la trampa, un círculo mágico le impide moverse.

La mirada de la joven Iolanthe no aprueba lo que está ocurriendo, mientras su maestro, un joven Bèr Nölmien, pronuncia el nombre verdadero del diablo que un día fue un joven mortal sobre el que tanto ha estudiado.

“Zalroxar, o debería decir, Mako, a partir de hoy serás mi compañero.”