Creados por el dios Corellon, los primeros elfos podían cambiar de forma a voluntad. Perdieron esta capacidad cuando Corellon los maldijo por conspirar con la deidad Lolth, que planeó usurpar el dominio de Corellon y fracasó en su intento. Cuando Lolth fue derrotada, la mayoría de los elfos renunciaron a ella y se ganaron el perdón de Corellon, pero lo que éste les había arrebatado se perdió para siempre.
Como ya no podían cambiar de forma a voluntad, los elfos se retiraron a los Parajes Feéricos, donde la influencia de ese plano agravó su dolor. Con el tiempo, la curiosidad llevó a muchos de ellos a explorar otros planos de existencia, incluidos Mipsum.
Los elfos tienen orejas puntiagudas y carecen de vello facial y corporal. Viven unos 750 años y no duermen, sino que entran en trance cuando necesitan descansar. En ese estado, permanecen conscientes de su entorno mientras se sumergen en recuerdos y meditaciones.
Un entorno transforma sutilmente a los elfos cuando lo habitan durante un milenio o más, y les concede ciertos tipos de magia. Los elfos oscuros, los altos elfos y los elfos de los bosques son ejemplos de elfos que se han transformado de este modo.