Los orcos remontan su creación a Gruumsh, un poderoso dios que vagaba por los amplios espacios abiertos del Plano Material. Gruumsh dotó a sus hijos de dones que les ayudaran a recorrer grandes llanuras, vastas cavernas y mares agitados y a enfrentarse a los monstruos que allí acechaban. Incluso cuando vuelven su devoción hacia otros dioses, los orcos conservan los dones de Gruumsh: resistencia, determinación y la capacidad de ver en la oscuridad. Los orcos maduran más deprisa que los humanos, alcanzando la edad adulta hacia los 12 años. Envejecen notablemente más rápido y rara vez viven más de 50 años.
Los orcos son, por término medio, altos y anchos. Tienen la piel en tonos del verde al gris, las orejas muy puntiagudas y unos caninos inferiores prominentes que parecen pequeños colmillos. A los jóvenes orcos de algunos lugares se les cuentan los grandes viajes y afanes de sus antepasados. Inspirados por esos relatos, muchos de esos orcos se preguntan cuándo les llamará Gruumsh para igualar las hazañas heroicas de antaño y si demostrarán ser dignos de su favor. Otros orcos están contentos de dejar los viejos cuentos en el pasado y encontrar su propio camino.