Para los humanos, los semielfos parecen elfos, mientras que, para los elfos, parecen humanos. Su altura es comparable a la de ambos progenitores, aunque no son ni tan esbeltos como los elfos ni tan robustos como los humanos. Los varones semielfos poseen vello facial y, a veces, se dejan barba para ocultar su linaje elfo.
Descendientes de una mezcla de sangre entre Humanos y Elfos, los Semielfos no poseen un territorio propio, aunque son bienvenidos en las ciudades humanas y, en menor medida, los bosques élficos. A veces, en las grandes ciudades de zonas en las que los sus razas progenitoras se encuentran a menudo, los semielfos son lo bastante numerosos como para formar sus propias comunidades. Disfrutan de la compañía de otros semielfos, pues son los únicos que pueden entender de verdad lo que implica vivir entre dos mundos. En el Imperio Élfico, sin embargo, se les trata como plebeyos y se les pone muchas trabas para acceder a altos cargos.
Muchos semielfos aprenden desde muy pequeños a llevarse bien con todos, apaciguando hostilidades y encontrando intereses comunes.
Como raza, poseen la elegancia de los Elfos, pero sin su arrogancia, así como la energía de losHumanos, pero sin su grosería. Suelen ser embajadores e intermediarios excelentes excepto cuando se trata de relaciones entre elfos y humanos, ya que ambos bandos sospechan que el semielfo está favoreciendo al otro. Por este motivo muchos han encontrado en Arengiel una tierra de oportunidades donde ser juzgados solo por sus aptitudes y logros.