Zythan, como muchos otros halruaanos, pasó sus primeros años estudiando las artes arcanas. Su talento para la magia de adivinación le hizo especialmente útil para el Cónclave de Halruaa, que no tardó en buscarle. Bajo su tutela, su habilidad floreció y se convirtió en un poderoso mago. Los que le conocen personalmente hablan de su personalidad práctica, su pelo verde y su tercer ojo, que parece abrirse cuando hace magia. Sin embargo, rara vez habla de sí mismo, sino que prefiere centrar su atención en el futuro.

Cuando obtuvo por primera vez un puesto oficial en el Cónclave, Zythan quiso demostrar su valía. Pasó incontables horas escudriñando el futuro y examinando los posibles resultados. Una fatídica noche, apenas alcanzó a ver cómo se preparaba un ritual prohibido, un ritual que podría costar la vida a muchos halruaanos. Gracias a su visión, el Cónclave pudo intervenir a tiempo, y rápidamente fue ascendido y colmado de elogios.

Tras no haber podido sentir la llegada de dos escurridizos infraplanares, Zythan ha sentido que algo no iba bien: al principio, sospechó de otro ritual dentro de Halruaa. Solicitó la ayuda de los demás adivinos, así como de una poderosa Bola de Cristal, y juntos pudieron reconstruir una visión que abandonaba su tierra y se adentraba a Baator. El señor oscuro de los Nueve Infiernos, Asmodeo, desencadenará muy pronto un gran mal. Aunque el Cónclave suele mantenerse al margen de los asuntos ajenos a Halrua, no tuvo más remedio que actuar. Por este motivo, contactó con los aventureros que habían liberado a Halarahh de los dos intrusos baatezu, para ayudarle en esta empresa.

La habilidad de Zythan en magia arcana, aunque se centra especialmente en la Adivinación, se extiende a todas las escuelas. Aunque carece de competencia en el combate marcial, puede manejar la magia ofensiva y defensiva con eficacia. Aparte de su talento mágico, también se sabe que es muy inteligente, aunque sus habilidades sociales podrían mejorar. Dedica gran parte de su tiempo a ver futuros alternativos y a prepararse para posibles peligros, dejando poco para sí mismo. A menudo no come hasta que empieza a sentirse débil y, si tuviera amigos, podrían preocuparse por el tiempo que pasa trabajando.