Un alkilith, o demonio cieno, se confunde fácilmente con algún tipo de asqueroso crecimiento fúngico que aparece en puertas, ventanas y otras entradas. Estas infestaciones goteantes ocultan la naturaleza demoníaca del alkilith, haciendo que lo que debería ser una advertencia funesta parezca extraño pero, por lo demás, inocuo. Dondequiera que arraiguen los alkiliths, debilitan el tejido de la realidad, creando un portal a través del cual pueden invadir demonios aún más repugnantes.
La aparición de un alkilith en el mundo anuncia un gran mal y una catástrofe inminente. Un alkilith busca una abertura, como una ventana o una puerta, alrededor de la cual pueda echar raíces, extendiendo su cuerpo alrededor de la abertura y anclándose con una secreción pegajosa. Si se deja intacta, la abertura se sintoniza con el Abismo y acaba convirtiéndose en un portal hacia ese plano.
Los alkiliths surgen de trozos desechados del horrible y estremecedor cuerpo de Juiblex. Poco a poco adquieren conciencia de sí mismos y tratan de encontrar su camino hacia el Plano Material. Como la mayoría de los sectarios los consideran demasiado arriesgados para invocarlos -después de todo, pueden crear portales al Abismo-, los alkiliths deben encontrar otras vías de escape fuera de su plano natal.