Lucía, natal del Cauce de Aguasnegras, es una joven Eladrin Feérica, siempre alegre y viva cómo el fuego del verano. Su naturaleza siempre ha hecho que odie la rutina y las cosas que se niegan a cambiar y adaptarse al mundo. Esta forma de ser le llevó a formar parte del clero de Avandra en su ciudad natal. Con el tiempo, cómo no podía ser de otra manera, abandonó su responsabilidad y marchó por todo el mundo, viviendo aventuras y conociendo todos los rincones raros de los que los viajeros le hablaban.
Tras vivir la alegría y la pena de triunfos y derrotas, pasó unos años en Akwatin Kida, donde la miseria de perder a sus compañeros de aventuras en un contrato que los hizo trabajar cómo buscatesoros les enfrentó a un Mago con conocimientos mágicos extraños, conjuros muy poderosos que nunca antes habían visto.
Dada a la bebida y a trabajar en cualquier contrato sencillo por muy mala pinta que tuviese, Lucía vivió los peores años de su vida, dejándose consumir por la tristeza y el odio. Poco a poco, su luz se convirtió en fuego, en ira y en aluvión de emociones fuertes, hasta que decidió volver a por el mago. Matarlo sería lo último que haría en su vida.
Volver a encontrar al mago le costó tiempo, le costó pensar más fríamente, le costó viajar por ciudades que aún no había conocido, le costó ver maravillas del mundo que habían pasado desapercibidas ante sus ojos, por la ventura, por la rabia, por la juventud.
Después de 10 años, Lucía finalmente encontró de nuevo al mago, que ahora vivía en un recóndito lugar, cerca del Golfo del Corsario, dentro de unas ruinas que dormían en un lago, bajando unas largas escaleras, casi infinitas.
Lucía, volvió a encontrar a Kananan, quien antaño mató a sus compañeros, y como le miraba asombrado. Su escondite era perfecto, nadie podría haber encontrado el lugar, la determinación de Lucía le sorprendió, pero más le sorprendieron sus palabras: "Te perdono."
Todo cambia, los sentimientos no son la excepción, el amor y el odio fluctúan si no los trabajas bien. Lucía perdonó a Kananan, y no le pidió explicaciones por la muerte de sus amigos, no hacían faltan, ya no estaban ahí. Observó que el mago estaba gravemente herido por algún conflicto reciente, lo curó, en ese momento, Kananan sintió el calor de Lucía, su luz, su bondad era real, había visto mucho, perdido y ganado, había sufrido y había amado, odiado. De todas las emociones, Lucía eligió el amor y la esperanza.
Con el tiempo, Kananan le contó todo sobre la Orden de los Fab'Huritus, su misión y cómo su grupo quería robar algo muy peligroso. Lucía comprendió sin mucha dificultad el papel que tuvo cómo ladrona, y decidió tener ahora un papel cómo protectora. El mundo que había contemplado, en continuo cambio, con continuas maravillas naciendo y muriendo, no podía ser puesto en peligro. Así, Lucía se unió a la orden, cómo guardiana de Na Farko Mutum, quien la eligió de entre los demás guardianes por razones que sólo él conoce.