Los dragones de cobre son bromistas incorregibles, humoristas y fanáticos de los acertijos que viven en las colinas y en elevaciones rocosas. Pese a que normalmente son gregarios y calmados, tienen una vena avariciosa y tacaña que puede hacerlos peligrosos si sus tesoros están amenazados.
Los dragones de cobre poseen prominentes escamas frontales sobre sus ojos, las cuales recorren sus largos y segmentados cuernos, que crecen en capas superpuestas. Sus pómulos, que se extienden hacia atrás, y las crestas de su mandíbula les otorgan un semblante intelectual. Cuando nacen, las escamas de un dragón de cobre son de un color marrón rojizo con un tinte metálico. A medida que envejecen, estas adquieren un color más cobrizo, hasta adquirir tintes verdosos. Las pupilas de un dragón de cobre se apagan con la edad, y los ojos de los más ancianos parecen orbes turquesa brillante.
Buenos anfitriones
Los dragones de cobre aprecian la inteligencia, un buen chiste, una historia cómica o un acertijo. Además, se molestan con aquellas criaturas que no se ríen de sus chistes o se ofenden con sus bromas.
Los dragones de cobre sienten un cariño especial por los bardos. Podrían preparar parte de su hogar para alojar a un bardo dispuesto a ofrecer historias, acertijos y música. Para estos Dragón, tal compañía es un preciado tesoro.
Precavidos y hacendosos
Cuando coleccionan tesoros, estos dragones prefieren cosas que provengan de la tierra. Sus favoritos son los metales y las piedras preciosas.
Los dragones de cobre son cautos a la hora de exhibir sus tesoros. Si descubren que alguna otra criatura ansía algún objeto que está entre sus posesiones, negarán tenerlo. En vez de ello, enviarán a estos cazadores de tesoros a cazar gamusinos mientras se ríen a la distancia.