Marcha al Oeste: Umbramar
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Marcha al Oeste: Umbramar

Todos necesitamos comer.

Sea cual sea el motivo por el que habéis venido a Umbramar, por el que habéis llegado a los confines de Mipsum, este hecho no cambia. Un mercenario no puede luchar con el estómago vacío.

Así que, cuando Jekserah, una tiefling ataviada con una capa roja y suficientes joyas de oro como para pagar la comida de una década, se acerca a vosotros en el León Durmiente y se ofrece a pagaros cien piezas de oro por localizar a un ladrón y recuperar algunas pertenencias robadas... Bueno, parece una excusa tan buena como cualquier otra para quitarse la borrachera de encima y empezar a saldar deudas.

Ese ladrón me ha robado unos documentos importantes —dice la comerciante de piel roja mientras mueve la cola con agitación. No me importa lo que le hagáis, sólo que me traigáis lo que es mío.

Con la descripción de Jekserah, no resultó difícil sacudir a algunos matones callejeros y sonsacarles una localización del escondite de los ladrones. En Umbramar, todo mercenario que se precie debe saber cómo romper unos cuantos cráneos.

Vuestro objetivo es el Túmulo Negro. Suena a lugar encantador.

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