Varios clanes de enanos y gnomos se unieron hace más de quinientos años para firmar un acuerdo conocido como el Pacto de Phandelver, en el que se comprometían a compartir una rica mina situada en el interior de una caverna llamada la Cueva del Oleaje Además de riqueza mineral, esta cueva contenía un gran poder mágico, así que varios magos humanos se aliaron con los gnomos y enanos para canalizar y atar dicha energía en una gran forja (conocida como la Forja de Conjuros) en la que poder crear objetos mágicos. Sin embargo, llegó el desastre: los orcos invadieron desde el Norte y arrasaron con todo lo que encontraron a su paso.
Un ejército de orcos, reforzado por malvados magos mercenarios, atacó la Cueva del Oleaje para hacerse con sus riquezas y tesoros mágicos. Los magos humanos lucharon junto a sus aliados enanos y gnomos para defender la Forja de Conjuros, pero el combate destruyó la mayor parte de la caverna.
El gran taller fue severamente dañado durante la antigua batalla mágica que arrasó la mina. Las mesas de trabajo que ocupan dos de las esquinas de la habitación están abrasadas y el yeso ha sido arrancado de las paredes por efecto del calor. En mitad de la sala se encuentra un pedestal de piedra que sujeta un pequeño brasero en cuyo interior baila y chisporrotea una escalofriante llama verde. Ambos parecen haber sobrevivido intactos a las fuerzas que destruyeron esta zona. Se encuentra vigilado y ocupado por el Espectador, quien provee a Phandalin de nuevos objetos y bienes que revitalizarán su antigua gloria.