Aunque la forma de combatir del pueblo araina se basa en la movilidad y el sigilo, en Zakzall se encuentra una enorme fortaleza de robustos muros de piedra y una muralla de 40 pies de alto con puente levadizo y foso. El aspecto tosco y cuadrado del bastión no recuerda en absoluto al estilo araina, y es que no fue levantado por ellos, sino que perteneció al dragón dorado Chlorusrion y su estirpe de dragones guerreros.
Durante siglos ha permanecido como símbolo de la victoria del reino de Arania sobre las sierpes de la antigüedad, albergando entre sus muros algunos de los mayores trofeos de aquella época, como afilados colmillos convertidos en espadas y armaduras ceremoniales de escamas de dragón. Durante la última década se ha utilizado como armería donde se almacena equipamiento de guerra y componentes arcanos para los soldados que combaten en la frontera contra los trasgos de Sagar.